El acto de unificación entre Falange Española y las JONS en el Teatro Calderón de Valladolid, el 4 de marzo de 1934.

El acto de unificación entre Falange Española y las JONS en el Teatro Calderón de Valladolid, el 4 de marzo de 1934.

Valladolid

El fascismo español nació en Valladolid: el histórico día de la unión de Falange y las JONS que terminó teñido de sangre

El 4 de marzo de 1934, hace 91 años, el partido de José Antonio Primo de Rivera se fusionó con el grupo de Onésimo Redondo en un multitudinario acto en la ciudad.

Más información: La demolición del colosal monumento a Onésimo Redondo que presidió el cerro de San Cristóbal durante 55 años

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Hace 91 años, el Teatro Calderón de la ciudad de Valladolid albergó el nacimiento de la formación política que marcaría la historia de España durante las siguientes cuatro décadas y que se convertiría en el partido único del país durante el régimen del dictador Francisco Franco.

El 4 de marzo de 1934 miles de miembros de Falange Española fundada por José Antonio Primo de Rivera el 29 de octubre de 1933 y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma acudieron a Valladolid para participar en el acto de fusión de ambas organizaciones.

Alrededor de 5.000 jóvenes procedentes de toda España se congregaron en la ciudad del Pisuerga después de meses de negociaciones entre ambos partidos que fructificaron en un acuerdo de fusión.

La fecha del 4 de marzo sigue dando nombre a día de hoy, en conmemoración de aquel acto de unión entre Falange y las JONS, a un barrio de Valladolid fundado en octubre de 1959 y que albergaba, en un inicio, 2.000 viviendas sociales dirigidas a las personas más necesitadas de la ciudad.

Un acto teñido de sangre

En un principio, los dirigentes de las JONS, Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, exigían que Falange se integrara en las JONS, al ser la formación más antigua, pero el impulso logrado por José Antonio y Falange tras ser elegido diputado en Cortes Generales tras las elecciones de noviembre de 1933 cambió la situación.

Su figura era mucho más mediática que la de los otros dos dirigentes de hecho era hijo del dictador Miguel Primo de Rivera– y su partido estaba logrando un impacto que no habían siquiera soñado los dos fundadores de las JONS. Finalmente, los pioneros del fascismo español aceptaron la confluencia con el partido del hijo del exdictador.

En un Teatro Calderón a rebosar, fueron los dirigentes nacionalsindicalistas Emilio Gutiérrez Palma y Javier Martínez de Bedoya quienes se encargaron de abrir el acto.

Después les llegaría el turno a los cuatro oradores estrella de la jornada: Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma, el falangista Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera.

Los discursos fueron enfervorizados y ensalzaron la "grandeza de España" y la "lucha contra el marxismo y el separatismo" a la vez que abogaban por dar un "espíritu hispano" al nuevo partido, para que no se convirtiera en "un mero imitador" del fascismo italiano.

Acto conmemorativo de la unificación de Falange y las JONS en el Teatro Calderón de Valladolid.

Acto conmemorativo de la unificación de Falange y las JONS en el Teatro Calderón de Valladolid.

Mientras en el interior del Teatro Calderón tenía lugar el acto, en los alrededores del edificio se congregaron centenares de manifestantes izquierdistas que protestaban contra el acto falangista y a los que la Guardia de Asalto republicana intentaba contener.

A la salida del acto de los militantes falangistas se dieron choques con los izquierdistas –en los que se usaron barras de hierro, palos e incluso se produjeron disparos con armas de fuego– a la altura de la plaza de la Fuente Dorada, con decenas de heridos y un muerto, el joven Ángel Abella, de tan solo 18 años.

Abella no militaba en ningún partido político pero fue linchado por un grupo de manifestantes izquierdistas que le confundieron con un falangista.

José Antonio y Ramiro Ledesma

La creación de la nueva formación, y la posterior formación de sus milicias, contribuyó a un incremento de la violencia política en las calles que ya se venía notando durante los últimos meses, con habituales conflictos entre falangistas y socialistas o comunistas.

En Valladolid, fue Onésimo Redondo el encargado de dirigir estas milicias, organizando habitualmente marchas deportivas en la ciudad, mientras se consolidaban organizaciones anexas a la nueva formación como el Sindicato Español Universitario (SEU), que comenzó a implantarse con éxito en las universidades españolas.

También la Central Obrera Nacional-Sindicalista (CONS), que se encargó de captar nuevos militantesen los centros de trabajo.

Mientras tanto, en Madrid, comenzaron a existir cada vez más fricciones entre José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma, las cabezas visibles del partido. Ramiro acusaba a José Antonio de estar "aburguesando" el partido mientras que abogaba por la vía revolucionaria que había inspirado las JONS desde sus inicios.

De hecho, Ramiro había llegado a asegurar, en su semanario La Conquista del Estado, que prefería un "sistema económico soviético" en España siempre que este fuera "puramente español" antes que permitir la influencia de "la burguesía extranjera".

"¡Viva la Italia fascista! ¡Viva la Rusia soviética! ¡Viva la Alemania de Hitler! ¡Viva la España que haremos! ¡Abajo las democracias burguesas y parlamentarias!", llegó a afirmar en uno de sus escritos, mostrando ese carácter radical, profundamente social y revolucionario.

Por otro lado, Ramiro Ledesma era profundamente anticlerical, mientras que José Antonio era un convencido católico.

"Hay muchas sospechas de que el patriotismo al calor de las Iglesias se adultera, debilita y carcome. El yugo y las saetas, como emblema de lucha, sustituyen con ventaja a la cruz para presidir las jornadas de la revolución nacional", había señalado el dirigente de las JONS, dejando claro su rechazo a la Iglesia.

Por otro lado, existía en ese momento una evidente lucha por el liderazgo del grupo, ya que José Antonio tenía intención asumir el control total del partido, algo que Ramiro no veía con buenos ojos.

Finalmente, en enero de 1935, menos de un año después de la unificación celebrada en el Teatro Calderón de Valladolid, Ramiro Ledesma abandonó Falange Española de las JONS entre fuertes descalificaciones contra José Antonio y su partido.

El vallisoletano Onésimo Redondo, en cambio, optó por seguir militando en las filas falangistas pero siguió manteniendo una afinidad ideológica y una relación fluida con Ramiro, que le elogiaba habitualmente en sus escritos.

Acto de conmemoración del I aniversario de la creación de FET y de las JONS, en Valladolid, en abril de 1937.

Acto de conmemoración del I aniversario de la creación de FET y de las JONS, en Valladolid, en abril de 1937. Imágenes procedentes de los fondos de la Biblioteca Nacional de España.

La Guerra Civil

Durante el año 1935 el partido incrementó su presencia callejera, al calor del clima de radicalización política en la Segunda República. Además, Falange comenzó a incrementar sus contactos con el exterior, especialmente con la Italia fascista, de la que recibió cuantiosas sumas de ayuda económica.

El papel de Onésimo Redondo era cada vez más secundario en un partido que controlaba totalmente José Antonio, y el vallisoletano se limitaba a enarbolar las banderas de la lucha del campo y las críticas a la reforma agraria de Manuel Azaña que, a su juicio, no había conseguido "librar al campesino" de su miseria.

Durante la segunda mitad del año se incrementó el carácter insurrecional de FE-JONS y el partido empezó a participar directamente en conspiraciones para hacer caer a la Segunda República, algo que aumentaría tras la llegada al poder del Frente Popular en febrero de 1936.

Finalmente, el 18 de julio de ese año estalló la insurrección militar en España y el partido apoyaría de forma activa el fallido golpe de Estado, liderado en un principio por Emilio Mola y José Sanjurjo y después por Francisco Franco, que dio inicio a la guerra civil española. 

José Antonio había sido detenido y encarcelado en marzo de 1936 por tenencia ilícita de armas y el 20 de noviembre de 1936, ya iniciada la contienda, sería fusilado en la cárcel de Alicante.

El destino de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma fue similar. Ramiro fue detenido por militantes socialistas poco después del fallido golpe de Estado, encarcelado en la Prisión de Las Ventas, en Madrid, y fusilado en octubre de 1936 en el madrileño cementerio de Aravaca.

Onésimo, por su parte, llevaba encarcelado desde marzo de 1936 por conspiración contra la Segunda República pero fue liberado en julio después de producirse la sublevación.

Tras ser puesto en libertad, se puso al mando de una columna de militantes falangistas que debía dirigirse a Madrid pero a su paso por el municipio segoviano de Labajos, después de confundir a un grupo de milicianos anarquistas con miembros del bando nacional, cayó abatido a tiros el día 24 de julio de 1936.

El Decreto de Unificación

Una vez descabezada la cúpula de FE-JONS y fallecidos sus fundadores, el ya proclamado caudillo, Francisco Franco, promovió la unificación de todos los grupos adheridos al bando nacional, especialmente de falangistas y carlistas.

Esta intención de Franco de tener bajo control a todas las familias políticas que integraban la sublevación desembocó en el Decreto de Unificación del 10 de abril de 1937 que fundó el partido Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS). 

FET y de las JONS se convertiría a partir de ese momento, y hasta su disolución el 7 de abril de 1977, un año y medio después de la muerte de Franco y dos meses antes de las primeras elecciones democráticas, en el partido único del régimen franquista, conocido durante las décadas siguientes como Movimiento Nacional o El Movimiento.

La oposición de algunos falangistas primigenios a esta unificación forzosa, y que obligaba a fusión contranatura entre los republicanos centralistas de Falange Española de las JONS y los monárquicos foralistas de la Comunión Tradicionalista Carlista, les llevaría al destierro o a la cárcel.

Tal es el caso de Manuel Hedilla, el sucesor de José Antonio como Jefe Nacional de Falange tras la ejecución de aquel en noviembre de 1936, que fue detenido a finales de abril de 1937 junto a otros 600 militantes falangistas acusados de "conspirar contra Franco" por oponerse a la unificación forzosa con los carlistas.

Hedilla fue sometido a un Consejo de Guerra y condenado a cadena perpetua, pasando todo tipo de vejaciones en su estancia en prisión, aunque terminó siendo liberado en 1941 y enviado al destierro a Mallorca. En 1938, Franco llegó a asegurar que debió haber fusilado al dirigente falangista cuando tuvo ocasión.

Finalizaba de este modo la historia del partido cuyo germen puso Onésimo Redondo en 1931 en Valladolid y que un 4 de marzo de hace ahora 91 años, se había unificado con Falange Española en el Teatro Calderón de la ciudad castellana. Lo que vino después, bajo la férrea dirección de Franco, nunca volvería a ser lo mismo.