
Tim Friede con una cobra de agua en el brazo. Centivax
Tim, el hombre con 200 mordeduras de serpiente cuya sangre codicia la ciencia para crear un antídoto universal
El suero es el primero de este tipo elaborado con anticuerpos humanos y es efectivo contra el veneno de 19 especies diferentes.
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Hay dos refranes muy famosos en castellano: “Palos con gusto no duelen” y “No hay mal que por bien no venga”. El estadounidense Tim Friede, un coleccionista de serpientes, debió pensar algo así cuando decidió comenzar su plan para inmunizarse del veneno de estos animales. Para ello, se ha inyectado durante 18 años más de 600 dosis de esta sustancia letal y ha dejado que le muerdan estos reptiles unas 200 veces. Su hazaña ha sido de utilidad para la ciencia y un equipo de científicos han creado un potente antídoto con sus anticuerpos.
El resultado de esta investigación es el suero antiofídico más potente hasta la fecha, al menos en las primeras pruebas. En los experimentos de laboratorio ha protegido a los ratones del veneno de 13 especies diferentes de serpientes, entre ellas la cobra real. Los resultados se publicaron el pasado 2 de mayo en la revista Cell.
Este nuevo antídoto combina varespladib, un fármaco que ya se usa para combatir las mordeduras de estos reptiles, con los anticuerpos del estadounidense. Es la primera vez que se puede elaborar algo así. Hasta la fecha, se han desarrollado inyectando veneno a caballos u otros animales y recolectando las inmunoglobulinas resultantes.

Fernando Martínez, herpetólogo y miembro de la Asociación Herpetológica Española (AHE), cuenta que los receptores a los que atacan este tipo de venenos son muy específicos. Aunque los animales que se emplean en la fabricación son mamíferos, muy relacionados con los humanos, cuanto más cercano sea el anticuerpo, mejor puede ser efecto contra las toxinas.
Todo comenzó en la década de 2010, cuando Friede comenzó a subir vídeos a YouTube de su experimento personal. En ellos se puede ver cómo le muerden ejemplares como un taipán de Papúa Nueva Guinea y una mamba negra, dos de las serpientes más venenosas del mundo. Jacob Glanville, director ejecutivo de la empresa californiana de investigación de vacunas Centivax y autor de este trabajo, los descubrió y acabó proponiéndole investigar su sangre.
En el mundo hay más de 600 serpientes venenosas. Sin embargo, los antídotos que se usan actualmente solo protegen contra unas pocas. Esto fue lo que llevó a Glanville y su equipo a querer desarrollar un contraveneno más universal.
En este trabajo, los científicos pusieron el foco en la familia Elapidae, a la que pertenecen casi la mitad de este tipo de especies. Su veneno contiene dos tipos de neurotoxinas que se unen a los receptores de las células nerviosas y puede causar parálisis muscular e insuficiencia respiratoria.
Martínez, de la AHE, reconoce que se trata de “un logro muy grande”. Los sueros antiofídicos que existen actualmente aunque son polivalentes, solo sirven para especies que estén relacionadas. En territorios como África Subsahariana o India, que cuentan con una gran variedad de ejemplares, un antídoto más amplio puede marcar una gran diferencia.
El herpetólogo destaca, además, su utilidad en casos en los que la persona que ha sido mordida no tiene muy claro qué tipo de ofidio era. “Tener un contraveneno que sirva para todo, es un avance muy grande”.

Flickr.
Cómo hacer un antídoto con anticuerpos humanos
Después de que Friede aceptara, Glanville y su equipo necesitaron la aprobación de un comité de ética para comenzar la investigación. Cuando la lograron, extrajeron dos viales de sangre del estadounidense, aislaron sus anticuerpos, concretamente dos, y los analizaron para ver contra qué toxinas eran efectivos. Vieron que los anticuerpos de este coleccionista funcionan porque se unen a características moleculares de las toxinas del veneno.
Una vez identificados, se probaron en ratones a los que se les había inyectado previamente veneno de 19 serpientes diferentes de la familia Elapidae. También decidieron usar varespladib durante el ensayo, un fármaco que inhibe una enzima de este tóxico encargada de degradar el tejido muscular y nervioso.
El anticuerpo LNX-D09, fue eficaz contra 6 de las especies y, combinado con varespladib, se llegó a extender a 13. La segunda inmunoglobulina, SNX-B03, protegió a los roedores, aunque fuera parcialmente, contra todo tipo de venenos de estas especies.
Advertencia de seguridad
El caso de Friede ha salido bien, pero es casi un milagro: “Es una locura”, cuenta Martínez. Durante casi dos décadas, el estadounidense ha ido inyectándose veneno de serpiente en dosis muy bajas, para evitar morir, pero ni siquiera eso anula el riesgo. “Hay casos pasados en los que ha salido mal”, advierte el herpetólogo.
Martínez informa de que, aunque se sobreviva a esas dosis que se van inoculando, la exposición a largo plazo puede hacer que se desarrolle una reacción alérgica y se acabe sufriendo un shock anafiláctico. Esto no solo ocurre con los venenos, también puede darse con los antídotos que se aplican para combatirlos.
“Es algo arriesgadísimo. Nadie debería hacerlo”, avisa el experto. Aun así, reconoce que la hazaña de Friede puede ser de gran ayuda para la ciencia. No obstante, el camino que queda por recorrer es largo y el siguiente paso es investigar el efecto de este nuevo contraveneno en perros, según ha informado la farmacéutica Cervatix. “Es prometedor, pero aún queda tiempo”.