Santiago Rodrigo en el campo.

Santiago Rodrigo en el campo.

Sociedad

De un pueblo de Toledo a ser el mejor ingeniero joven de España: "Vengo de una familia de agricultores"

Se llama Santiago Rodrigo, es de Miguel Esteban y ha sido incluido en la 'Nova 111 List', un ranking que premia a los estudiantes con más talento del país.

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Con tan solo 23 años, Santiago Rodrigo, natural de Miguel Esteban (Toledo), ha sido incluido en la prestigiosa 'Nova 111 List', un ranking que reconoce a los 111 estudiantes españoles con los expedientes más destacados y el mayor potencial para liderar con éxito las empresas y la sociedad del futuro. En su caso, ha sido reconocido como el mejor dentro de la rama de Ciencias Informáticas, proclamándose el ingeniero joven con más talento del país.

La 'Nova 111 List' es una iniciativa que busca reconocer y premiar a los universitarios, alumnos de máster y doctorandos más prometedores de España. Se divide en 10 sectores clave, que son las áreas de conocimiento más relevantes, y para aspirar al premio se deben presentar varios documentos, como un currículum actualizado, las notas académicas, referencias profesionales, un test lógico-matemático y una serie de respuestas en formato vídeo-entrevista.

Este año se han presentado un total de 2.163 candidaturas. Los requisitos para que los jóvenes estudiantes se postulen son tener hasta 25 años y estar activamente estudiando grado, máster o doctorado. En el caso de Santiago, actualmente se encuentra investigando en el MIT -Instituto de Tecnología de Massachusetts-, número uno a nivel mundial.

El año pasado vivió en tres continentes

Lo que más llama la atención en el perfil del toledano es la intensidad y diversidad de experiencias que ha vivido en tan poco tiempo. Estudió Ingeniería Informática en la Universidad Politécnica de Madrid. Ya durante la carrera, decidió irse a Alemania para realizar su Erasmus en Berlín y, a pesar de no tener aún la titulación, encontró trabajo en Amazon.

Una vez terminado el grado, fue contratado para realizar seis meses de prácticas en BMW Múnich como ingeniero de manufactura y, directo de allí, partió hasta Shanghái, a una incubadora de startups para desarrollar FLUVIQ, su propio proyecto. "Allí conseguimos firmar con Microsoft, estuvimos trabajando con ellos y nos ayudaron muchísimo", destaca.

En solo un año, Santiago vivió en tres continentes y cerró su etapa en China presentando su proyecto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una visita de Estado. "Fue un momento bastante simbólico. Al día siguiente, literalmente, cogí un avión y crucé medio mundo hasta Boston para empezar en el MIT", recuerda.

FLUVIQ: tecnología agrícola con alma rural

FLUVIQ no es solo una startup, es un proyecto que conecta sus raíces familiares con la innovación tecnológica. "Vengo de una familia de agricultores y lo que detectamos es que, en pleno siglo XXI, la mayoría sigue regando a ojo, sin apenas tecnología", cuenta. Su solución se basa en sensores de humedad en el suelo combinados con imágenes satelitales y predicciones climáticas, todo pensado para ser accesible y económico para pequeños y medianos agricultores.

"Estos sensores están incrustados en el terreno y miden datos como la humedad o los nutrientes a distintas profundidades y en tiempo real. Al combinarlos con imágenes satelitales y modelos de inteligencia artificial, es posible anticipar el estrés por falta de agua en las plantas, optimizando la producción y disminuyendo el uso de agua", explica.

Según cuenta Santiago, "lo disruptivo no es la tecnología en sí, sino que esté pensada para el agricultor de a pie". "Aprendemos de su experiencia, de cuándo riega y cómo lo hace. Integramos su conocimiento generacional y eso genera confianza", añade.

"No hay que ponerse límites"

Para este joven ingeniero, venir de un entorno rural "no ha supuesto un problema", aunque considera que para otra gente "sí que puede serlo". "En mi caso, ser de un pueblo pequeño no ha sido un condicionante, pero es verdad que en Boston se nota mucho el sesgo. La mayoría vienen de entornos privilegiados, son hijos de médicos, catedráticos o pilotos, y yo no. Puede que tener una falta de recursos inicial condicione a algunas personas", subraya.

Sin embargo, su consejo para quienes sueñan con llegar lejos es "que se lancen a la piscina". "Hay que intentar todo aunque parezca imposible. El 'no' ya lo tienes y muchas veces la vida te sorprende. En el MIT, por ejemplo, el ratio de entrada es ínfimo. Creo que solo estamos aquí 15 españoles y yo jamás pensaba que iba a estar entre ellos. Por eso no hay que ponerse límites, porque las cosas llegan", señala.

Aunque su presente está en Boston, Santiago se imagina en unos años volviendo a España, seguramente emprendiendo. "No sé qué pasará con FLUVIQ, pero me veo emprendiendo desde casa. Me motivan los retos con impacto real en la sociedad, proyectos que cambian vidas", dice.

Con los pies en la tierra, pero la mirada en el futuro, Santiago Rodrigo representa una nueva generación de jóvenes capaces de conectar talento, tecnología y compromiso social. Un referente para todos los que, desde pueblos pequeños como Miguel Esteban, sueñan con cambiar el mundo.