El doctor Javier Albares.

El doctor Javier Albares.

Salud

Doctor Albares, experto en sueño: "Roncar no es normal. No creas que no pasa nada, puedes tener un problema"

Aunque es algo común y que no siempre nos tomamos en serio, los ronquidos frecuente pueden alterar el correcto descanso y estar relaciondos con otros problemas de salud.

Más información: Doctor Rosero, endocrino: "Aplicar la regla del 3-2-1 es básico para dormir mejor en España y controlar la glucosa"

Publicada

Es uno de los momentos más esperados del día. Tras una larga jornada, llega el descanso. Nos descalzamos, nos ponemos el pijama y nos tumbamos delicadamente, preparados para que Morfeo nos visite. Sin embargo, este escenario idílico se ve alterado en muchas ocasiones por trastornos o dificultades que impiden disfrutar de un sueño reparador.

Según un estudio de Cigna International Health, solo el 32% de los españoles declara tener una buena calidad de sueño. A esta cifra preocupante se suma el dato de la Sociedad Española de Neurología, que estima que los trastornos del sueño afectan ya al 30% de la población española. Y uno de los principales problemas, junto con el insomnio, son los ronquidos. 

El ronquido, pese a su frecuencia, no debe ser considerado algo inofensivo. Así lo advierte con contundencia el Dr. Javier Albares, médico especialista en medicina del sueño, quien recuerda que “roncar no es normal” y que en muchos casos puede ser señal de un trastorno respiratorio más serio, como la apnea del sueño.

En su cuenta de Instagram, el especialista en sueño ha publicado un vídeo adviertiendo de cosas que nunca debe hacer una persona que ronca: “Primero: no lo normalices. Roncar no es normal. Segundo: no digas que el problema es de tu pareja; el problema es tuyo. Y tercero: no creas que no pasa nada. Podrías tener un problema médico. Puede ser que estés haciendo apneas.”

Desde un punto de vista fisiológico, el ronquido se produce por una obstrucción parcial de las vías respiratorias durante el sueño. Tal como explica el especialista, “el ronquido está causado por la vibración de los tejidos que se encuentran cerca de las vías respiratorias en la parte posterior de la garganta.” Durante el sueño, los músculos de la garganta se relajan, lo que “estrecha las vías respiratorias”. Como consecuencia, “cuando una persona inhala y exhala, el aire en movimiento hace que el tejido se mueva y haga ruido”.

El experto también señala que no todas las personas roncan por los mismos motivos. Algunas lo hacen por una predisposición anatómica, mientras que otras pueden desarrollar este problema por causas adquiridas. Según sus palabras, “algunas personas son más propensas a roncar debido al tamaño y la forma de los músculos y tejidos del cuello”, mientras que en otros casos, “la relajación excesiva del tejido o el estrechamiento de las vías respiratorias pueden provocar ronquidos.”

Entre los factores de riesgo que incrementan la probabilidad de roncar, el Dr. Albares destaca varios, muchos de ellos modificables:

· Obesidad.

· Consumo de alcohol.

· Uso de medicamentos sedantes.

· Congestión nasal crónica.

· Amígdalas, lengua o paladar blando grandes.

· Tabique nasal desviado o pólipos nasales.

· Mandíbula pequeña o retrasada (retrognatia).

· Embarazo.

Una posible advertencia de que algo no funciona

Aunque a menudo se trivializa o se convierte en motivo de bromas, el ronquido frecuente debe considerarse una posible manifestación de un trastorno del sueño subyacente. Cuando es intenso, persistente y se acompaña de pausas respiratorias, somnolencia diurna o cansancio crónico, puede ser un síntoma claro del síndrome de apneas-hipopneas del sueño (SAHS), una alteración respiratoria que afecta gravemente al descanso y que con frecuencia pasa desapercibida.

Según datos de la Fundación Española del Corazón (FEC), esta patología afecta en España a entre 1.200.000 y 2.150.000 personas, aunque más del 80% permanece sin diagnosticar. El SAHS consiste en interrupciones repetidas de la respiración durante el sueño debido al colapso de las vías respiratorias, lo que impide una ventilación normal. Esta situación genera bajadas del nivel de oxígeno en sangre, microdespertares constantes y una activación del sistema nervioso que, mantenida en el tiempo, puede tener consecuencias clínicas importantes.

Diversos estudios han establecido una relación directa entre el SAHS y el riesgo cardiovascular, aumentando la probabilidad de desarrollar hipertensión, enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares o arritmias. El motivo es la falta de oxígeno repetida y la respuesta de estrés que se desencadena durante la noche provocan picos de tensión arterial y un desgaste sistémico del organismo. Además, la FEC destaca que las personas con apnea del sueño presentan un riesgo notablemente superior de sufrir enfermedades cardíacas.

Por su parte, el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERES) ha advertido también sobre las posibles conexiones entre la apnea del sueño y el desarrollo de cáncer, así como sobre su papel en el deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas. Los investigadores han observado que los descensos nocturnos de oxígeno y la inflamación crónica podrían estar implicados en procesos de mayor agresividad tumoral o en la evolución de enfermedades como el Alzheimer.

Más allá de las implicaciones clínicas, los ronquidos afectan también al bienestar emocional, las relaciones personales y la convivencia. La falta de descanso de la pareja, la irritabilidad o el insomnio compartido son situaciones comunes que, con el tiempo, pueden derivar en lo que algunos especialistas denominan “divorcio del sueño”: la necesidad de dormir en habitaciones separadas para poder descansar. Esta medida refleja hasta qué punto el ronquido habitual puede deteriorar la vida en pareja y familiar.

Afortunadamente, el diagnóstico mediante un estudio del sueño permite identificar con precisión el número de apneas e hipopneas por hora. Cuando se superan las 30 interrupciones por hora, se habla ya de un grado severo. En estos casos, uno de los tratamientos más eficaces es el uso del dispositivo CPAP, que mantiene la vía aérea abierta mediante presión positiva, lo que genera notables beneficios en la mejora de calidad del sueño.