Unas almejas a la marinera.

Unas almejas a la marinera. iStock

Pescado y marisco

Almejas a la marinera: una receta saludable, proteica, con pocos ingredientes y lista en sólo 20 minutos

Un plato tradicional de Galicia que disfrutarás enormemente sin muchas complicaciones.

Más información: El ingrediente que usan las abuelas andaluzas para hacer unas almejas en salsa de chuparse los dedos.

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En las cocinas del norte de España, donde el mar dicta el ritmo de la despensa, las almejas a la marinera ocupan un lugar de honor. Esta receta (sencilla en apariencia, pero profunda en sabor) refleja el espíritu de una cocina de proximidad, forjada en los fogones de pescadores y consolidada en los recetarios populares de Galicia, Asturias y Cantabria.

Aunque las almejas pueden cocinarse de múltiples maneras, la versión “a la marinera” remite fundamentalmente al uso de un sofrito con cebolla, ajo y vino blanco, ligado con harina o pan rallado, y sazonado con laurel y, a menudo, pimentón. Otras versiones incluyen tomateguindilla o perejil. La base, sin embargo, siempre es la misma: una salsa ligera que realce el sabor yodado de la almeja sin enmascararlo.

Cómo cocinar almejas a la marinera

Las protagonistas indiscutibles del plato son las almejas, preferiblemente de la variedad fina o babosa, capturadas a mano por mariscadoras en las rías gallegas. Como decíamos, la receta tradicional parte de un sofrito al que se le añade harina para espesar y se incorpora vino blanco o caldo de pescado, que ligan la salsa. Las almejas, previamente purgadas en agua con sal durante varias horas para eliminar arena, se incorporan al final, justo hasta que se abren con el calor.

Ingredientes

  • Cebolla, 1
  • Dientes de ajo, 3
  • Una cucharada de harina
  • Vaso de vino blanco, 1
  • Tomates maduros (2) o salsa de tomate natural (200 ml)
  • Hoja de laurel, 1
  • Perejil fresco picado (al gusto)
  • Aceite de oliva virgen extra (al gusto)
  • Sal y pimienta (al gusto)
  • Pimentón en polvo
  • Guindilla (opcional)

Paso 1

Coloca las almejas en un bol con agua fría y un puñado de sal gruesa durante 1 o 2 horas para que suelten la arena. Luego, enjuágalas bien en agua fría.

Paso 2

Calienta un chorro de aceite de oliva a fuego medio en una cazuela. Añade la cebolla picada y sofríela hasta que esté transparente.

Paso 3

Agrega los ajos picados, el pimentón en polvo y la guindilla (si quieres usarla). Cocínalos durante unos minutos, evitando que se quemen.

Paso 4

Añade los tomates rallados o la salsa de tomate y la hoja de laurel. Cocínalo todo a fuego lento durante unos 10 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que la salsa espese un poco.

Paso 5

Vierte el vino blanco y cocina 5 minutos más para que el alcohol se evapore.

Paso 6

Cuando la salsa esté lista, añade las almejas- Tapa la cazuela y cocina a fuego medio-alto durante 5 minutos o hasta que las almejas se abran. Remueve ocasionalmente para que las almejas se empapen bien con la salsa.

Paso 7

Tras la cocción, retira las almejas que no se hayan abierto.

Paso 8

Finalmente, quita la cazuela del fuego, espolvorea perejil fresco picado por encima y pon sal y pimienta a tu gusto.

Una receta con mucho futuro

Aunque nació como un plato de taberna, las almejas a la marinera han encontrado su lugar en la alta cocina. En estos espacios, lo tradicional no se abandona, sino que se afina: se utilizan técnicas de clarificación, reducción y emulsión para llevar la receta a un nivel técnico superior.

Así pues, más que una receta cerrada, las almejas a la marinera son una muestra de cómo la tradición evoluciona sin perder sus raíces. En tiempos de cocina globalizada, este plato recuerda que el lujo puede encontrarse en lo local, si se trata con respeto y conocimiento.

Beneficios nutricionales de las almejas

Las almejas son un alimento muy nutritivo y bajo en calorías. Aportan unas 99 kcal por cada 100 gramos, contienen proteínas de alta calidad y apenas grasa. Destacan por su altísimo contenido en hierro, lo que las convierte en un alimento ideal contra la anemia. También son una de las fuentes naturales más ricas en vitamina B12, esencial para el sistema nervioso y la formación de glóbulos rojos.

Además, aportan minerales clave como zinc, selenio, yodo y fósforo. Son seguras desde el punto de vista toxicológico, ya que acumulan muy poco mercurio. Solo deben evitarse crudas o de procedencia dudosa, y tomarse con moderación en personas con gota, por su contenido en purinas.