
De izquierda a derecha: Nicolás Redondo Terreros, Javier Redondo, María Inés Fernández y Florentino Portero. Foro Empresarial Madrid
¿Y si Sánchez ya ha instaurado desde el Gobierno parte del populismo que achaca a las derechas? El libro que lo explica
"La democracia después del populismo" (Tecnos, 2025) reúne una serie de ensayos de politólogos, filósofos, historiadores y economistas que bucean en la España que estrenamos, que ya no es la populista, sino la "plebiscitaria". ¿Qué significa?
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Estamos en una buhardilla llena de cuadros y lámparas enormes en la calle Serrano, la Fundación Pons. Es un lugar que no se imagina así desde fuera. Y, como en una metáfora, dentro se va produciendo una conversación política inimaginable en el debate político. Son las cosas de los académicos buenos, que parecen el futuro pero que en realidad ya están aquí. Son presente y nos están llevando por delante.
Es la presentación de "La democracia después del populismo" (Tecnos, 2025), que tiene como directores a Javier Redondo y a María Inés Fernández Peychaux y que reúne a algunos de los politólogos, filósofos, historiadores y economistas más reseñables del país.
La cuestión es esa: no es que España esté sumida en el populismo y en la polarización. Eso ya pasó. O como mínimo: eso ya está terminando de suceder, estamos corriendo la página y entramos en un capítulo que tiene todavía peor pinta.
Se puede definir con pocos retazos pero muy contundentes. Así lo van haciendo nuestros académicos: en España, los jueces que deciden lo contrario a lo que desea el Gobierno hacen "lawfare"; los medios de comunicación desafectos son "máquinas de bulos"; la oposición es ilegítima; y los ciudadanos sólo son "pueblo" si habitan en el lado adecuado del "muro".
Esto ha ocurrido muy pronto, casi a la vez, sin que nos hayamos dado cuenta y nos asoma a un país que nada tiene que ver con el que empezaba a emborracharse de populismo tras la crisis económica de 2008 con aquello de la "casta", "los de arriba y los de abajo"... Se mantiene una dialéctica parecida –la negación del otro– y la polarización reinante lo embadurna todo para evitar la mirada a las costuras que van saltando.
Han tenido muy buen ojo estos académicos –aunque haya sido casualidad– con la fecha de la presentación del libro, organizada por Foro Empresarial Madrid. Estamos en plena oleada de plagas bíblicas: la dana, el apagón, la parálisis de los trenes... Y eso ha descubierto la España a la que no miramos, la ingobernada, la de después del populismo, la que relegó su gestión por estar centrados los esfuerzos en el ataque a las instituciones garantes del equilibrio de poder.
Javier Redondo, uno de los directores del libro, lo llama "democracia plebiscitaria", pero los capítulos, heterogéneos aunque girando en torno a una misma tesis, proponen varios apellidos para el fenómeno de estudio. Ahí va un ejemplo claro, de Redondo: el Gobierno ya ha decidido que va a impedir la Opa del BBVA al Sabadell, pero convoca una "consulta pública" para hacer creer que la decisión ha estado en manos de la sociedad, del pueblo.
Si hay algún actual votante de izquierdas en la presentación de este acto, en la buhardilla de las lámparas y los cuadros grandes, que seguro que lo hay, esgrimiría: "Esto son cosas de la derecha". Pero desmontarlo sería tan fácil como abrir el libro por la primera página. Los primeros populismos socavadores de democracias que se mencionan son de derechas: Javier Milei en Argentina, Bukele en El Salvador, Daniel Noboa en Ecuador, Donald Trump en Estados Unidos... Luego se cita a todos los demás, pero se empieza por ahí.
Porque, tal y como van comentando, en España ha venido imperando un dogma según el cual "el populismo de derechas es más peligroso que el de izquierdas. Ha sido un axioma eficaz en la medida en que justifica el "muro" de Sánchez y mantiene viva la mayoría de Gobierno. Y ha sido un populismo tan eficaz como para levantar a una extrema derecha hasta ahora dormida que hoy hace de sustento en un ejercicio de retroalimentación.
También resulta sencillo desmontar este dogma: buena parte de las medidas tan peligrosas con las que amenaza el populismo de derechas europeo ya han sido desplegadas en España por un populismo de izquierdas que va camino de alcanzar una década en el poder.
Al fin y al cabo, se trata de "cercenar el prestigio y la utilidad de las instituciones jaleando la democracia". Digámoslo –ellos lo dicen en el libro y lo dicen en esta presentación– con un verbo todavía más peligroso: aseguran esstar "purificando" la democracia liberal heredada porque esa democracia liberal ya no vale, está obsoleta.
En ese contexto, la sociedad civil, que los autores definen como la parte de la sociedad no contaminada políticamente, se queda en fuera de juego. Es apartada por el poder del campo de acción. Es incómoda e inútil para lo que se propone. Igual que las instituciones que equilibran. No valen siquiera los partidos políticos tal y como los entendíamos; se han diluido en los liderazgos fuertes.
Todo esto que han contado en la buhardilla de la calle Serrano es un resumen de "La democracia después del populismo" (Tecnos, 2025).