El presidente ruso, Vladímir Putin, habla durante el Congreso de la Unión Rusa de Industriales y Empresarios en Moscú, Rusia, 18 de marzo de 2025.

El presidente ruso, Vladímir Putin, habla durante el Congreso de la Unión Rusa de Industriales y Empresarios en Moscú, Rusia, 18 de marzo de 2025. Maxim Shemetov Reuters

Asia

Putin aprovecha su conmemoración de la victoria sobre los nazis para afianzar lazos con Xi, Lula y Maduro

El presidente ruso se prepara para hacer de anfitirión en el Día de la Victoria más concurrido desde el inicio de la invasión de Ucrania. El Kremlin presume de la asistencia de una veintena de líderes internacionales.

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Vladímir Putin afronta su semana, quizás, más importante del año. El presidente ruso hará las veces de anfitrión durante los actos que conmemoran el 80 aniversario de la victoria de la Unión Soviética y sus aliados —por mucho que Putin insista en que “el pueblo soviético luchaba solo”— sobre la Alemania nazi que puso fin a la Segunda Guerra Mundial; actos que alcanzarán el clímax este viernes con el tradicional desfile militar en la Plaza Roja de Moscú.

En el palco de autoridades ocuparán un lugar destacado una veintena de líderes internacionales, según adelantó ayer Yuri Ushakov, asesor de política exterior del Kremlin. En la lista de invitados, menos reducida que el curso anterior a pesar de la guerra en curso —el mandatario ucraniano Volodímir Zelenski advirtió la pasada semana que no podría “garantizar la seguridad” de los asistentes—, figuran los nombres del presidente chino Xi Jinping, el brasileño Lula da Silva, el venezolano Nicolás Maduro, el cubano Miguel Díaz-Canel y el egipcio Abdel Fattah El Sisi, entre otros representantes del denominado Sur Global y los BRICS, el bloque de economías emergentes liderado por China y Rusia que nació con la vocación de hacer de contrapeso a Estados Unidos.

No asistirá, sin embargo, el primer ministro indio Narendra Modi, una baja sensible, y serán duda hasta el último momento tanto Aleksandar Vučić como Robert Fico. Los primeros ministros serbio y eslovaco, que según el Kremlin confirmaron su asistencia, alegan ahora motivos de salud para eludir la cita. Ushakov cuenta, de todos modos, con que los dos hagan acto de presencia este viernes en Moscú.

El eslovaco Fico, integrante del eje prorruso del Consejo Europeo que encabeza su homólogo húngaro, Viktor Orbán, sería el primer jefe de Gobierno de los Veintisiete que acude al Día de la Victoria desde que comenzara la invasión rusa a gran escala de Ucrania.

Xi, invitado de honor

Xi Jinping, que aterriza este miércoles en la capital rusa por primera vez desde marzo de 2023, será un “invitado de honor” a los actos de conmemoración, y sus soldados marcharán junto a las tropas rusas por la Plaza Roja. “Se trata de una visita oficial que durará hasta este sábado”, puntualiza Oleg Ignatov, analista senior del International Crisis Group, en conversación con EL ESPAÑOL. “Para Putin es muy importante, sin duda. Ambas partes hacen hincapié en la igualdad en estas relaciones”, añade el especialista.

Rusia y China mantienen una relación especialmente fluida desde que la denominada “operación militar especial” derivó en el aislamiento político, diplomático y financiero de Moscú por parte de los países occidentales. Un aislamiento que echó a los rusos en manos de Pekín y que ahora Donald Trump pretende revertir a marchas forzadas.

Desde la madrugada del 24 de febrero de 2022, los presidentes ruso y chino presumen de “amistad sin límites”, como la bautizó el propio Xi Jinping durante una visita oficial de Putin a Pekín ese mismo año.

En este tiempo, sin embargo, el contexto internacional ha cambiado de manera sustancial, sobre todo desde el regreso de Trump a la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos, interesado en acabar cuanto antes la guerra en Ucrania —por mucho que reniegue ahora de su papel como mediador—, ha adoptado hasta la fecha una postura mucho más favorable a los intereses del Kremlin. Su enviado especial, Steve Witkoff, que ha mantenido hasta cuatro encuentros en solitario con Putin en Moscú, abraza gran parte de la narrativa rusa que justifica, cuando no apoya, los motivos de la invasión.

Una hipótesis que explica esta postura de la Administración Trump sobre el conflicto, más allá de las filiaciones ideológicas del movimiento MAGA, sostiene que el mandatario republicano pretende, precisamente, seducir a Putin para distanciarle de Xi. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha querido dejar claro que esta no es la intención de la Casa Blanca, pero Trump “puede pensar que este es el objetivo final del acuerdo en Ucrania”, desliza Ignatov.

La mayoría de los analistas ponen en cuestión esta línea de razonamiento, sin embargo. Ni siquiera una paz dictada por el Kremlin forzaría a Putin a romper sus lazos con Xi, dado que, como traslada el especialista a este periódico, “China es el principal socio comercial y estratégico de Rusia”.

En este sentido, el propio Putin afirma en el documental del oficialismo que repasa su cuarto de siglo en el poder, emitido el pasado domingo en la televisión estatal, que lo suyo con China no era, desde luego, un matrimonio de conveniencia, sino una serie de vínculos “verdaderamente estratégicos por naturaleza, profundamente arraigados”.

La asistencia de Pekín —en forma de armas, munición y tecnologías de doble uso, como ha denunciado Zelenski— ha sido indispensable, además, para mantener en funcionamiento la maquinaria bélica del Kremlin. Lo que dé de sí la visita oficial a Moscú de Xi de esta semana servirá, de todos modos, como termómetro para calibrar el momento que atraviesan sus relaciones “en el contexto de la guerra comercial entre China y Estados Unidos”, recuerda Ignatov.