
Lydia Lozano.
Por fin tenemos televisión basura pública, cara y de ínfima calidad
La televisión pública no puede ser un basurero pagado por todos los españoles y dedicado a recoger los desperdicios arrojados por los demás canales.
"¡Sálvame!" parecía que decían María Patiño, Kiko Matamoros, Belén Esteban o Lidia Lozano. Aquellos expulsados hasta de Telecinco han sido salvados. Salvados de la basura, que es donde muchos pensábamos que debería estar un programa así.
No somos eruditos nostálgicos de La Clave o de Joaquín Soler, aunque tampoco estaría mal un poco de eso en la televisión pública. No hay que hablar todo del día de Platón o de neurociencia. La televisión también tiene su función de entretenimiento, y hay programas más ligeros que deben encontrar su espacio.
Pero el bodrio, la horterada, lo soez y lo cutre de ayer no, eso nunca.
¡¡¡EL PRIMER CHUMINERO DE LYDIA LOZANO EN RTVE!!! 🥹
— La 1 (@La1_tve) May 5, 2025
Esto es historia de la televisión 💖 @familiadelatele
⭕️Sigue #ElGranDesfile en https://t.co/lv9yOUvstz pic.twitter.com/wOelPHOUCT
No tenía razón Fernández Sánchez-Dragó cuando me dijo que antes las brujas entraban por las chimeneas y ahora (hace treinta años) entran por las antenas. No era justo con la tecnología, y aquel juicio sonaba como el de los luditas quemando telares.
Por aquellas antenas también entraron en hogares incultos el Karakorum, el Everest, el Amazonas, las águilas reales y los lobos ibéricos, gracias a programas como Al filo de lo imposible, El hombre y la tierra o Aventura 92 (Ruta Quetzal).
Muchos españoles se asomaron al mundo a través de la televisión, aunque algunos nostálgicos pensasen que era mejor asomarse a una carretera a ver pasar coches por una carretera secundaria.
No hay más que visitar el archivo de RTVE para darse cuenta del enorme patrimonio cultural que allí yace para quien lo quiera ver.
La España de hoy, la buena, la culta, la liberal, la educada, libre y democrática, no sería posible sin lo que aportó la televisión. ¡Y que vengan los luditas a negármelo!
La televisión es un servicio público que todavía tiene mucho que ofrecer. Precisamente porque hay redes sociales, infinidad de medios, y múltiples plataformas, una televisión pública puede y debe ser referencia de cultura, entretenimiento e información.
Ese es el reto, y eso es lo que debemos exigir todos los contribuyentes.
Por definición, un servicio público encuentra su justificación porque llega allí donde un inversor privado no puede o no quiere llegar. Por ejemplo, para llevar el servicio de mensajería a un pueblo perdido en la montaña, o para llevar agua y luz a zonas rurales, o para garantizar sanidad y educación en poblaciones con pocos habitantes, pero no para meter a la Patiño en casa.
Es decir, para hacer lo que la sociedad civil no estaría dispuesta a hacer, y no para subvencionar lo que ni el público más chabacano está pidiendo.
Nadie quería poner Sálvame en su parrilla. Ningún empresario audiovisual daba un duro por ese programa, y además, como es lógico, entendían que dañaba su reputación. Es decir, era un programa que, si nadie lo salvaba, se iría irremediablemente a la basura.
¡Conexión en directo con una diva valiente y poderosa: @soyyomelody entra en #LaFamiliaDeLaTele antes de irse a Basilea!#LaFamiliaDeLaTele ⭕️ https://t.co/pjVv9FIurr pic.twitter.com/gk5skBpCZG
— La Familia de la Tele (@familiadelatele) May 6, 2025
Esto cumpliría con uno de los requisitos de la intervención pública: llegar a donde nadie quiere llegar.
¿Pero cumple con los demás requisitos? Porque además de que nadie quiera hacerlo, el servicio tiene que ser de utilidad pública. Y esto segundo no se da.
Es un programa tan malo que nadie lo quería. No es que no se emitiese porque era demasiado caro, ni porque tuviese un público demasiado exquisito, sino porque era muy malo. Ni los 500.000 euros que se han gastado en la presentación hortera que han hecho han conseguido despertar el mínimo interés.
También ha sido un fracaso de audiencia.
Si no fuese por el auxilio de RTVE, ese programa hubiese desaparecido y casi nadie lo hubiese lamentado. Un programa basura sólo encuentra cobijo en una tele que sea basura.
Pero creo que estaremos todos de acuerdo en que la televisión pública no puede ser un basurero pagado por todos los españoles dedicado a recoger los desperdicios arrojados por los demás canales.