El presidente de Estados Unidos, en el evento anual  de los huevos de Pascua de la Casa Blanca.

El presidente de Estados Unidos, en el evento anual de los huevos de Pascua de la Casa Blanca. Reuters

Asia

Si no tienes huevos, ¿para qué te metes en una guerra comercial? China se burla de Trump, pero ya sufre sus aranceles

China busca estrategias para mitigar el impacto y mantener su crecimiento económico. Sin embargo, las consecuencias ya se han hecho visibles.

Más información: La Casa Blanca se plantea reducir los aranceles a China para rebajar la guerra comercial: del 145% a entre un 50 y un 65%

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¡Estados Unidos se está disparando en el pie y no tiene huevos!”, exclama un internauta chino en redes sociales. En el último mes, los ciudadanos de la República Popular se han centrado en destacar tanto la carencia de mano de obra barata como la escasez de huevos en EEUU, consecuencia directa del caos arancelario desatado por el presidente Donald Trump en sus primeros cien días de mandato. “Si no tienes ni para un huevo, ¿para qué te metes en una guerra comercial?” o “EEUU suplica por huevos mientras libra una guerra comercial” son algunos de los hashtags más virales en plataformas como Weibo, Douyin, Zhihu o Tieba.

La falta de huevos en Estados Unidos es literal. La guerra comercial iniciada por el presidente contra países aliados y rivales ha desencadenado una crisis inflacionaria que ha golpeado de lleno al sector avícola: el precio de la docena alcanzó los 6,23 dólares, un 60% más que el año anterior. Esto se debe, en parte, a que EEUU importa una cantidad significativa de huevos de Turquía, Brasil y Corea del Sur. Las imágenes de estanterías vacías en supermercados estadounidenses, compartidas con sorna en China, han llegado incluso a plataformas occidentales como X.

Esta crisis ovícola estalló tras unas declaraciones del volátil líder republicano, el pasado 8 de abril, durante una cena del Comité Nacional Republicano del Congreso en Washington: “Estos países nos están llamando, besándome el trasero. Están desesperados por hacer un trato. ‘Por favor, por favor, señor, haga un trato. ¡Haré cualquier cosa! ¡Haré cualquier cosa, señor!’”.

La reacción de la ciudadanía y las autoridades del gigante asiático ante la guerra arancelaria y las bravuconadas del líder republicano ha sido una mezcla de sátira, nacionalismo y creatividad digital. Las redes se han convertido en hervideros de comentarios y memes que reflejan el sentir popular frente a las políticas comerciales de la administración estadounidense. Desde que en febrero Trump impuso gravámenes a todas las exportaciones chinas ha desencadenado una escalada entre la primera y la segunda economía mundial.

La inventiva digital ha sido clave en la respuesta popular. Memes generados por inteligencia artificial muestran a Trump y Elon Musk trabajando en fábricas de calzado o recolectando arroz, o a superhéroes como Batman y Superman ensamblando productos tecnológicos. De hecho, Hollywood ha sido víctima de una contraofensiva de Pekín, que anunció restricciones a la distribución de películas estadounidenses. Las imágenes creadas por IA se han viralizado más allá de China, como símbolo de chanza y resistencia frente a la ofensiva comercial estadounidense, y están disponibles en TikTok o Youtube. La oposición en EEUU está también aprovechando y difundiendo estos memes adaptados para el público anglo.

Incluso el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín se ha sumado a la sátira. La portavoz de la cancillería Mao Ning compartió en su cuenta de X la imagen de una gorra con el lema trumpista “Make America Great Again” (MAGA) y una etiqueta que indicaba “Hecho en China”, cuyo precio había aumentado de 50 a 77 dólares debido a las tasas.

El mensaje implícito es que las políticas proteccionistas de la Casa Blanca terminarán perjudicando a los consumidores estadounidenses. La portavoz ha compartido otras puyas contra el líder americano, como una frase de Mao Zedong calificando a EEUU como un “tigre de papel” o la alocución del presidente Ronald Reagan en 1985 asegurando que las tasas solo acarrearían catástrofes para la economía estadounidense.

Algunos memes en Rednote han llevado la burla al extremo, como aquellos que muestran a pingüinos de las Islas Heard y McDonald (territorios australianos deshabitados) protestando contra las medidas estadounidenses, que aplicó impuestos a la importación del 10% a estas islas donde solo habitan pingüinos, focas y aves marinas. Otro post incluye un clip de “Los pingüinos de Madagascar” sobre los aranceles: “Capitán, nos adentramos en un entorno hostil”, dicen los pingüinos, “vamos a necesitar equipos tácticos especiales, vamos a enfrentarnos a un peligro extremo”.

En esa misma red, fotos generadas por IA muestran a pingüinos con un sombrero rojo de “Make America Go Away” empuñando armas y participando en una masiva protesta contra Trump.

Los pingüinos han inspirado a internautas de otros países en TikTok, donde la guasa generada por IA parece no agotarse, como en este vídeo donde los palmípedos acuden a Washington a negociar.

Sin embargo, esta efervescencia en el ecosistema online se ha visto coartada por el régimen. El Partido Comunista de China (PCCh), que gobierna la hoy superpotencia desde 1949, ha ejercido censura sobre aquellos contenidos que criticaban la economía nacional, que no pasa por sus mejores momentos, después de que el líder Xi Jinping aplicara también medidas controvertidas durante la pandemia que han desencadenado un aumento del paro juvenil o la huida de capitales extranjeros.

Contenidos que sugieren concesiones a EEUU han sido también censurados. Y las publicaciones que ridiculizan a Trump o exaltan el nacionalismo chino han sido ampliamente permitidas y difundidas, como recogía el diario China Daily, uno de los principales portavoces del gobierno.

Los comentarios más nacionalistas y patrióticos tienen gran resonancia en el entorno digital del país asiático, donde un ejército de decenas de miles de cibersoldados y bots del régimen controlan los contenidos.

China no se dejará intimidar, nuestra fortaleza está en la unidad y en la innovación. Trump puede imponer tasas, pero no detendrá el avance de nuestra nación”, señala uno. Otro, más poético, reza: “Trump y sus aranceles son como un niño que tapa el sol con un dedo, solo demuestra su ignorancia y miedo al poder chino”. Un tercero asegura: “La risa es nuestra mejor arma”. Y alguien advierte sobre las graves consecuencias: “Si Trump sigue con estas políticas, solo provocará un daño mutuo irreparable. La cooperación es la única salida”.

La ofensiva fiscal entre Washington y Pekín estalló el 1 de febrero, cuando el presidente reelecto impuso un arancel del 10% a todas las importaciones chinas, alegando comercio desleal y la crisis del fentanilo. El 4 de febrero, China respondió con impuestos del 15% al carbón y al gas natural licuado de EEUU, del 10% al crudo y maquinaria agrícola, e inició investigaciones antimonopolio contra Google.

En marzo, la tensión se intensificó: el día 3, Trump subió un 10% adicional los aranceles a China e impuso un 25% a productos de México y Canadá. Xi contraatacó con un 15% a productos agrícolas estadounidenses —como pollo, trigo y maíz— y un 10% sobre soja, carne de cerdo y lácteos. También suspendió importaciones de madera de EEUU y revocó licencias de soja.

En abril, el conflicto se disparó: el día 2, la administración estadounidense elevó las imposiciones a China al 54 % y esta replicó. El 9, Trump los subió hasta el 145 %. Y el presidente chino reaccionó subiendo los suyos del 84 al 125 %.

Xi Jinping ha adoptado una postura firme y nacionalista contra Trump, utilizando una retórica desafiante en sus medios oficiales y campañas de propaganda, lanzando vídeos bajo el lema “Nunca arrodillarse” y posicionando a China, cuyo régimen se autocalifica como “comunista”, como defensora del comercio global. Los funcionarios del PCCh han declarado oficialmente que Estados Unidos está “bebiendo veneno para saciar su sed”, y enfatizan la determinación del país asiático de resistir la presión.

Tanto economistas estadounidenses como chinos coinciden en que la guerra arancelaria actual presenta riesgos significativos para la economía global. Mientras EEUU enfrenta una posible recesión y desafíos en el mercado laboral, China busca estrategias para mitigar el impacto y mantener su crecimiento económico. Sin embargo, las consecuencias ya se han hecho visibles: las exportaciones chinas se contrajeron en marzo y abril a su mínimo desde la pandemia, con una caída del 44,7%.

En esta situación, el presidente Xi tendrá más presión para alcanzar un acuerdo con su homólogo pelirrojo, a pesar de su actitud desafiante frente a lo que considera intimidación y trato coercitivo. Más que huevos, esta guerra comercial requerirá astucia y diplomacia para evitar consecuencias mayores.