Friedrich Merz, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), jura como nuevo canciller alemán en Berlín.

Friedrich Merz, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), jura como nuevo canciller alemán en Berlín. Reuters

Europa

Merz, tocado pero no hundido: el conservador gobernará Alemania con una coalición frágil y bajo fuego amigo

El nuevo canciller tendrá que enfrentarse a retos como la inmigración irregular, la recesión económica y el avance de la extrema derecha. Pero antes de todo eso, deberá lograr algo más básico: mantener a flote un Gobierno que, incluso antes de echar a andar, ya muestra grietas. 

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Friedrich Merz ha fracasado antes siquiera de empezar. La mañana del martes, el líder de la Unión Democristiana (la CDU) veía como un puñado de diputados díscolos le humillaban hasta el punto de negarle la cancillería en la primera votación en el Bundestag (la cámara baja del Parlamento). Un fracaso histórico y sin precedentes. Porque hasta la fecha, los cancilleres federales siempre habían necesitado una sola votación para ser elegidos.

Lo cierto es que todo parecía estar preparado para el nombramiento de Merz, de 69 años. El pacto de coalición que había formalizado con su hermano bávaro, la CSU, y los socialdemócratas del SPD estaba cerrado —al menos de cara a la galería— y le garantizaba más de los 316 votos que se necesitan para alcanzar la denominada "mayoría del canciller" (Kanzlermehrheit). El conservador incluso tenía ya programado un viaje oficial a París y Varsovia el mismo miércoles. 

Sin embargo, en el primer recuento faltaban seis votos para llegar al mínimo. Eso significaba que 18 diputados de los 328 que suman las filas conservadoras y socialdemócratas le habían retirado su apoyo en una votación secreta. Lo inédito de la situación —presenciada por la excanciller y archienemiga de Merz, Angela Merkel— forzó a la presidenta de la cámara, Julia Klöckner, a suspender la sesión durante cinco horas para que los diferentes grupos valorasen si celebrar o no la segunda ronda. A las 15:15 horas, los parlamentarios volvieron a votar. Y esta vez sí, Friedrich Merz logró el respaldo necesario: 325 votos a favor, 289 en contra, una abstención y tres votos nulos. 

Friedrich Merz, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), hace un gesto mientras habla tras ser juramentado como nuevo canciller alemán en la cámara baja del parlamento Bundestag, en Berlín, Alemania, el 6 de mayo de 2025.

Friedrich Merz, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), hace un gesto mientras habla tras ser juramentado como nuevo canciller alemán en la cámara baja del parlamento Bundestag, en Berlín, Alemania, el 6 de mayo de 2025. Reuters

El episodio, sin embargo, está lejos de ser una mera anécdota. Merz ha logrado salvar los muebles, pero el revés inicial sufrido pone en duda su capacidad para liderar una coalición, aparentemente frágil. Reduce además sus posibilidades de servir de antídoto a la debilidad, división e inestabilidad del anterior Gobierno de Olaf Scholz, que estalló por los aires hace ya seis meses y abocó al país a unas elecciones anticipadas que impulsaron a los ultra de Alternativa por Alemania (AfD), ahora segunda fuerza política.  

“El no haber conseguido la mayoría en ese primer intento será, sin duda, una carga política para el inicio de su mandato y corre el riesgo de generar retrasos en un momento en el que es fundamental que Alemania tenga un nuevo Gobierno estable", explica Matthias Dilling, co-coordinador del Grupo de Especialistas en Política Alemana (GPSG) de la Asociación de Estudios Políticos de Reino Unido, a EL ESPAÑOL.

Y lo cierto es que el líder democristiano tendrá que afrontar grandes desafíos, como el de reactivar una economía en recesión desde hace dos años. Sin ir más lejos, en 2023 y 2024 el PIB alemán cayó un 0,3 % y un 0,2 %, respectivamente. Para 2025, las autoridades prevén un estancamiento. 

Es, para algunos analistas —como el periodista Wolfgang Münchau, director de Eurointelligence—, un síntoma más del declive estructural que vive un país que durante décadas fue considerado la locomotora de Europa. "El modelo económico está roto", afirmaba el experto en una entrevista con este periódico.

La nueva Alemania 

Los desafíos, sin embargo, van mucho más allá. La coalición rojinegra deberá enfrentarse también a la cuestión migratoria, uno de los temas que más preocupan a los alemanes, especialmente tras una serie de atentados terroristas perpetrados por solicitantes de asilo que han sacudido el país en los últimos meses.

Merz, conocido por su habilidad para captar el pulso de la opinión pública, ya presentó durante la campaña electoral un plan decinco puntos para frenar la inmigración irregular. Entre sus propuestas: deportaciones más ágiles, refuerzo de los controles fronterizos y la reducción de los incentivos a la migración. "Debemos gestionar la inmigración. Se trata de ordenarla, controlarla y también limitarla", aseguró Merz durante la presentación del acuerdo de coalición.

El canciller saliente,  Olaf Scholz, saluda al nuevo jefe de Gobierno alemán, Friedrich Merz, este martes en el Bundestag tras su elección en segunda votación.

El canciller saliente, Olaf Scholz, saluda al nuevo jefe de Gobierno alemán, Friedrich Merz, este martes en el Bundestag tras su elección en segunda votación. Reuters

Su éxito o su fracaso en este ámbito condicionará la capacidad para plantar cara a AfD, una formación que los servicios secretos del Ministerio del Interior (BfV, por sus siglas alemanas) consideran ya "un caso confirmado de extremismo de derechas" por sus posiciones incompatibles con el "orden democrático". Una formación que, precisamente, ha hecho de la lucha contra la inmigración su principal bandera. 

De puertas afuera, cumplir su promesa de devolver a Berlín el papel de actor influyente en Europa y en el mundo será otro de los grandes retos del nuevo jefe de Gobierno germano. Más aún después de que Francia y Reino Unido hayan tomado la delantera en el apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa, y de que Estados Unidos haya empezado a retirarse como principal paraguas de defensa en Europa. Como respuesta, Merz ha optado por mantener en su gabinete a uno de los ministros mejor valorados del Ejecutivo anterior: el titular de Defensa, Boris Pistorius.

El enemigo en casa 

Para responder a todas estas cuestiones, sin embargo, Merz deberá enfrentarse primero a los problemas en casa. Deberá tratar de amansar a esos diputados que han votado en contra en el hemiciclo. Esquivar el fuego amigo. "Algunos diputados parecen estar descontentos con Merz sin haberlo dicho antes de la votación. El hecho de que haya sido elegido en la segunda vuelta demuestra que no es más que una señal de alarma, pero aun así, es obvio que existe una gran presión sobre Merz y su Gobierno, tanto desde la oposición como desde dentro de los partidos gobernantes", señala Claudia Wiesner, politóloga y vicedecana de Investigación y Asuntos Internacionales de la Universidad de Fulda.

Con todo, proyectar unidad y armonía para dejar atrás el fiasco de la primera votación y consolidar una imagen de estabilidad tras meses de parálisis política será, sin duda, una de las principales prioridades del nuevo canciller. Como él mismo afirmó horas antes de su tropiezo y posterior recomposición: "Es nuestro deber histórico hacer que este gobierno sea un éxito".