Virginia López, emprendedora.

Virginia López, emprendedora. E.E

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Virginia López, emprendedora: “Al nacer mis hijos dejé la abogacía y me reinventé para poder estar en casa”

La abogada dejó el Derecho para cuidar a sus hijos y montó un negocio de joyería personalizada para bodas, bautizos y comuniones.

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Zaragoza
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En un mundo donde emprender parece cada vez más un acto de valentía, Virginia López se ha convertido en un ejemplo inspirador de cómo dar un giro profesional inesperado puede abrir la puerta a un futuro con propósito. Hoy es la fundadora de MG Things, una marca de joyería personalizada con alma propia, pero su historia comenzó entre leyes, expedientes y juzgados.

Yo estudié Derecho y trabajé como procuradora. Estuve un tiempo trabajando en eso, y también como abogada. Pero al nacer mis hijos, me di cuenta de que tenía que parar”, explica Virginia con la serenidad de quien ha recorrido un camino difícil, pero coherente. “No teníamos familia cerca, y los horarios eran imposibles de conciliar. Así que decidí reinventarme para no tener a mis hijos abandonados” hace 10 años, como hoy la conciliación es un reto para muchas familias.

Lo que surgió casi por casualidad –unas pulseras hechas por hobby y compartidas en Instagram– se ha transformado hoy en un negocio consolidado que lleva más de una década en marcha. “Empecé por hobby, sin mucha formación pero con muchas ganas, intuición y gusto por los detalles”, reconoce.

MG Things es hoy un taller emocional. Sus piezas, elaboradas en plata de alta calidad, son más que accesorios: “Son recuerdos tangibles, símbolos de momentos especiales, de las personas que queremos”. Virginia trabaja principalmente para un público femenino, muy ligado a eventos religiosos y familiares: “Hago muchos detalles personalizados para comuniones, bautizos y bodas. Mi clientela principal son madres que cuidan cada detalle”.

Una línea que tiene gran acogida es la joyería religiosa: “Se vende muchísimo, sobre todo los escapularios y las medallas de la Virgen. Tengo muchas clientas en Madrid y Zaragoza. Es increíble cómo una pieza puede conectar con la fe y la tradición familiar”, explica. A través de su tienda online y redes sociales, Virginia ha logrado llegar a toda España, demostrando que con una propuesta clara y auténtica, el alcance no tiene límites geográficos.

Pero el emprendimiento, lejos del glamour, tiene otra cara que ella no esconde: “Es muy difícil ser autónoma en España. Solo hay trabas, pagos, impuestos… y muy poca ayuda real”, denuncia. “Tienes que vender muchísimo para que te quede algo decente. Y aunque es bonito organizarte tú misma, también es un trabajo de 24 horas. Nunca desconectas”, como todos los trabajos, emprender tiene sus pros y contras.

Aun así, no cambiaría nada. “Me gusta lo que hago. Me permite estar con mis hijos, gestionar mi tiempo y ganarme la vida con algo que disfruto”, dice con una sonrisa. Su meta ahora es seguir creciendo, llegar a más público y profesionalizar aún más la marca.

Cuando se le pregunta por consejos para otros emprendedores, su respuesta es firme: “Hay que intentarlo. Si tienes una idea clara y crees en ella, lánzate. Aunque fracases, aprenderás. Pero si te va bien, la satisfacción es enorme”, lo dice con conocimiento de causa.

Virginia López ha puesto en marcha un negocio a la vez que ha diseñado un estilo de vida basado en la autenticidad, el cariño por los pequeños detalles y la convicción de que los cambios pueden abrir caminos insospechados.