Cáscaras de cebolla.

Cáscaras de cebolla. iStock

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No tires las cáscaras de la cebolla: el sencillo truco de abuela para sacarles el máximo partido y ahorrar dinero

Un método conocido por pocos para aprovechar estupendamente la piel de la cebolla.

Más información: Ni más aceite ni echar agua: el sencillo truco de una chef para que nunca se queme la cebolla al freírla.

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La cebolla es un alimento muy presente en nuestro recetario. Es económica, versátil y tiene múltiples beneficios para la salud: reduce la tensión arterial, disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares e impide la formación de trombos, entre otras ventajas. Por ello, en este artículo queremos rescatar un truco para aprovechar al máximo todo lo que esta fantástica hortaliza puede ofrecernos.

Cuando pelamos una cebolla lo habitual es tirar las cáscaras a la basura, pero existe un método sencillo y poco conocido para darle un uso a esa piel sobrante y, además, ahorrar dinero. ¿En qué consiste? En primer lugar, ponemos en un bol todas las cáscaras y las lavamos con agua bajo el grifo para eliminar cualquier residuo de tierra. Se aconseja remover las pieles con la mano para que el agua penetre mejor.

Hecho esto, escurrimos el agua poniendo el bol boca abajo y sosteniendo las pieles para evitar que se caigan o nos servimos de la ayuda de un escurridor. Cuando ya no quede nada de agua, colocamos las cáscaras húmedas en una bandeja apta para horno, repartiéndolas bien por toda la superficie.

Pelando una cebolla.

Pelando una cebolla. iStock

Ahora introducimos la bandeja con las cáscaras en el horno y las cocinamos ligeramente para secarlas. Después, las pasamos a una batidora o trituradora hasta lograr crear un polvo fino a partir de las pieles. Este polvo podemos verterlo en un botecito vacío de especias para utilizarlo como condimento en muchas recetas (sopas, caldos...), sustituyendo así a la sal.

Otros trucos para reciclar las cáscaras de cebolla

El polvo de las pieles de la cebolla también puede incorporarse en las mezclas de pan rallado para dar más sabor al filete, el cachopo o la milanesa que vayamos a empanar. Además, las pieles de cebolla pueden usarse para preparar infusiones. Basta con añadir unas pocas peladuras en una tetera con agua hirviendo y dejar infusionar varios minutos. Después cuelas las pieles y viertes el líquido en una taza y ya estará listo para beber.

Otra opción es encurtirlas. Para ello tendrás que sumergir las cáscaras en una solución de vinagre con sal y dejar que fermenten. Luego puedes almacenarlas y emplearlas en la elaboración de diversas recetas para aportar un toque de sabor diferente.

Más allá de los usos gastronómicos, las cáscaras de cebolla son un excelente ingrediente para el compost, puesto que mejora la fertilidad del suelo. De hecho, es recomendable regar las plantas con el agua en la que se han hervido pieles de cebolla por su poder fertilizante. Asimismo, las peladuras poseen propiedades repelentes de plagas, lo cual las convierte también en un gran aliado en las labores de jardinería.