Paula Rego: 'Adormecida', 1994. Foto: ©The Estate of Paula Rego

Paula Rego: 'Adormecida', 1994. Foto: ©The Estate of Paula Rego

Arte

Lo aterrador y lo doméstico dialogan en una gran exposición de Paula Rego y Adriana Varejão

Aún supurantes y sin cicatrizar, las más de 80 piezas de estas dos grandes damas del arte lusófono se alinean en el Centro de Arte Moderno Gulbenkian de Lisboa.

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Aviso: esta exposición muerde. Sus dientes desgarran la carne, casi literalmente, para escupirla después. Es la de los cuerpos femeninos, subalternos, azotados por las violencias sistémicas, coloniales y domésticas.

En tiempos de discursos fáciles y estéticas edulcoradas visitar Entre vuestros dientes –la exposición que pone en diálogo la obra de Paula Rego y Adriana Varejão en el CAM de Lisboa hasta el 22 de septiembre– se siente como la bofetada después del beso o una cuchillada en las entrañas, y, quizá, esta sensación no agrade a todos.

El Centro de Arte Moderno Gulbenkian abraza el fértil diálogo entre dos artistas fundamentales del mundo lusófono: Paula Rego (Lisboa, 1935 - Londres, 2022), portuguesa de alma subversiva, y Adriana Varejão (Río de Janeiro, 1964), brasileña de sensibilidad carnal y barroca.

Ambas vibran en una tensión similar y, ese es el éxito de este encuentro, resuenan y se acompañan desde un mismo lugar, el de la violencia, la memoria y la resistencia, el de lo político y lo íntimo, lo aterrador y lo doméstico.

Paula Rego se consolida como una de las grandes artistas del siglo XX porque empezó a dibujar escenas que antes nadie había dibujado. Nacida durante la dictadura militar en una familia adinerada, estudió arte en el Slade School of Fine Art de Londres, y se la incluye en la generación del London Group, exponiendo junto a David Hockney, Balthus, Lucien Freud o Francis Bacon, reivindicando lo femenino desde lo grotesco y lo herido.

Adriana Varejão : 'Azulejos en carne viva', 2000'. Foto: Eduardo Ortega

Adriana Varejão : 'Azulejos en carne viva', 2000'. Foto: Eduardo Ortega

Su pintura articula un imaginario de cuentos sin final feliz donde las mujeres habitan escenarios de violencia doméstica, aborto y autoritarismo sin eufemismos. Sus trazos son duros, rotundos, expresionistas y sus cuerpos volumétricos y monumentales. El dibujo es su principal herramienta, que declina con maestría en el retrato de escenas bizarras y siniestras.

Adriana Varejão, por otro lado, es una de las grandes figuras del Brasil contemporáneo. También ella comenzó a hablar sobre descolonización en los 90, cuando era un discurso marginal en las artes plásticas. Su obra se manifiesta como herida abierta, haciendo referencia al famoso libro de Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina (Siglo XXI Editores, 1971), convirtiendo los azulejos portugueses en piel sangrante y cuerpo desollado. Su obra apela al pasado colonizador de Portugal, al mestizaje forzado y a la violencia institucional.

Paula Rego: 'Ángel', 1998. Foto: ©The Estate of Paula Rego

Paula Rego: 'Ángel', 1998. Foto: ©The Estate of Paula Rego

Los azulejos ocultan y desvelan una carnicería abyecta. Las vísceras a la vista que nos revuelven el estómago y que nos provocan nauseas. Quizá no haya otro modo de representar el genocidio y la barbarie, siendo el asco y la náusea la única gramática posible.

Esta exposición caníbal, de más de 80 obras a lo largo de 13 salas y 6 décadas de producción quizá abrume. Su título surge de un poema de Hilda Hilst, Poemas a los hombres de nuestro tiempo, (1974) que reza: “¿Qué sabéis del alma de los hombres? / Oro, conquista, lucro, logro. / Y nuestros huesos. / y la sangre de las gentes / y la vida de los hombres / entre vuestros dientes”.

Adriana Varejão : 'Mapa de Lopo Homem', 1992. Foto:  Vicente de Mello

Adriana Varejão : 'Mapa de Lopo Homem', 1992. Foto: Vicente de Mello

Comisariada por la propia artista Adriana Varejão junto a Helena de Freitas y Víctor Gorgulho, no busca la armonía, sino la compañía de unas obras junto a otras. Tampoco ofrece respuestas, sino que enuncia dolorosas preguntas ardientes. Yace en ella un subtexto continuo de opresión y rabia que mantiene la tensión en un amplio y laberíntico recorrido.

Cabe reseñar, respecto al diseño expositivo, la arquitectura efímera que han levantado para esta exposición los brasileños T +T Projectos, Daniela Thomas y Felipe Tassara– ella, por cierto, productora de la oscarizada película Aún estoy aquí (Walter Salles, 2024)–, a través de 13 cubículos temáticos. Cada uno de ellos, cuyo plano remite a una cierta resonancia ferial, tiene una incisión vertical, una herida, que permite ver los otros espacios favoreciendo el juego de miradas. Una solución en sintonía con la arquitectura de Kengo Kuma, quien proyectó este edificio como un ejercicio de transparencia.

Paula Rego : 'La primera misa de Brasil', 1993 . Foto: ©The Estate of Paula Rego

Paula Rego : 'La primera misa de Brasil', 1993 . Foto: ©The Estate of Paula Rego

Tres años de trabajo lleva sobre sus espaldas la producción de este diálogo con piezas icónicas de ambas artistas, como la famosa serie de Rego sobre el aborto, Sin título, que surge del fracaso –por una altísima tasa de abstención– en el referéndum para la ampliación de la ley del aborto en Portugal en 1999, una prohibición que provocaba cada año miles de abortos clandestinos y que Rego denuncia dibujando a mujeres patiabiertas junto a cubos de fregar ensangrentados, mirando firmemente al espectador, o Angel, de 1998, una Juana de Arco contemporánea con la espada en ristre y la esponja de fregar en la otra mano.

También de Varejão hay piezas excelentes como Azulejos verdes en carne viva del año 2000, una de las obras más impactantes, en la que una pared de azulejos estalla dejando ver un interior nauseabundo, visceral e hiperrealista de entrañas humanas.

Adriana Varejão : 'Extirpación del mal por incisura', 1999. Foto: Sergio Guerini

Adriana Varejão : 'Extirpación del mal por incisura', 1999. Foto: Sergio Guerini

Aprieten los dientes cuando vayan a verla, porque en esos cuerpos late la furia y la culpa, también la resiliencia y la sororidad. Cuando salgan no serán los mismos. 

Una arquitectura intersticial

Una imagen del edificio del CAM proyectado por el arquitecto Kengo Kuma. Foto: CAM

Una imagen del edificio del CAM proyectado por el arquitecto Kengo Kuma. Foto: CAM


Hace tan solo unos meses que abrió sus puertas el CAM en Lisboa, un proyecto del arquitecto Kengo Kuma (Yokohama, 1954) inspirado en un espacio intersticial de la arquitectura tradicional japonesa, la Engawa, que conecta el exterior y el interior de la casa. Un edificio luminoso y transparente con un bello jardín, que dispone de 17.174 m2 construidos que merece la pena visitar.