Reconocido como el mejor latinista de España, Juan Gil es también un extraordinario historiador, un sabio siempre moderado y prudente que jamás hace alarde de sus conocimientos y que se mueve en la más alta intelectualidad española. Su obra, tan ingente como profunda, asombra y en esta misma página he tenido ocasión de referirme a algunos de sus libros, con recuerdo especial para 300 historias de palabras.
Publica ahora Juan Gil Conquistas prohibidas: españoles en Borneo y Camboya durante el siglo XVI. Me ha sorprendido la extensión de la presencia española en Borneo, sobre todo cuando Felipe II en 1580 se convirtió en Rey de Portugal, de Brasil y del resto del imperio luso. A Borneo, Kalimantan para los indonesios, llegaron en 1521, Elcano y Magallanes. Francisco de Sande restableció en su trono el rey Sirela de Borneo. Nombres como Juan Arce, Gonzalo Ronquillo, Gabriel de Ribera o Santiago de Vera jalonan la historia de la isla, tal vez la tercera más grande del mundo.
Con especial interés he leído las páginas que Juan Gil, de la mano de Gabriel de San Antonio, dedica a Camboya, país que he visitado en varias ocasiones, la primera hace ya sesenta años. Y recuerdo ahora lo que entonces escribí.
Los tambores sagrados de Laos, los “kha” del “Reino del millón de elefantes”, del Lan-xang histórico, tienen alma, poseen “khman”. Ungidos con índigo y alcohol pueden ser benéficos, maléficos, guerreros, dolientes… En el “Sin Xai”, el poema laosiano estudiado agudamente por Thap Nouy (Notes sur la versificación laotienne, 1938) y Louis Finot (Recherces su la littérature laotienne, 1917), los tambores sagrados redoblan entre los versos con resonancias históricas.
El gallego Pérez de Mariñas, siendo gobernador de Filipinas en 1590, recibió una embajada del rey Prauncar de Camboya, que solicitaba ayuda contra Prah Rama, llamado también Ancaparan, “un tyrano sobrino suyo que se había leuantado contra él, pretendiendo quitarle el reyno”. El hijo de Pérez de Mariñas, nuevo gobernador, decidió enviar a Camboya dos galeones, al mando de Blas Ruiz, de Hernán González y de Diego Belloso, bajo el control del capitán Juan Suárez Gallinato.
Me ha sorprendido la extensión de la presencia española en Borneo, sobre todo cuando Felipe II en 1580 se convirtió en Rey de Portugal, de Brasil y del resto del imperio luso
Ciento veinte españoles y algunos japoneses formaban la tripulación. Estamos ya en 1595. Un temporal desvía la nave capitana hacia Malaca, donde Gallinato llamó “Sincapura” a la “ciudad de los leones” hoy Singapur. Después, en una de las batallas más heroicas libradas por tropas españolas (y que describen desgarradamente Elías de Tejada y Fernández Duro), los capitanes Ruiz y Belloso derrotan en la geografía del actual Phnom Penh al usurpador y restauran a Prauncar.
Más tarde continúan su marcha a través de Camboya y, antes de llegar a Laos, dan a Occidente la primera noticia de los templos de Angkor (tal vez la muestra arquitectónica más impresionante de la Historia humana), tres siglos antes de que fueran “descubiertos” por los franceses, Bouilleraux (1856) y Henri Mouhot (1860).
Gabriel de San Antonio lo escribió todo minuciosamente en 1599 en su libro Breve y verdadera relación de los sucesos del Reyno de Camboxa, publicado en Valladolid por Pedro Lasso, en 1604. Le envié en los años sesenta facsímil de este libro rarísimo al Rey Norodom Sihanuk y me contestó con amables líneas asombradas.
El Rey Prauncar se dirigió al gobernador de Filipinas diciéndole que “la amistad entre nosotros debe ser muy grande. A la manera que los labios guardan los dientes uniéndose mutuamente, así debe ser nuestra amistad”. Y a Antonio Morga, de la Audiencia de Manila, autor de Sucesos de las islas Filipinas (1609) le escribe: “Yo, Prauncar, rey de Camboya, tierra abundante, yo solo señor della grande… [ ] y los dos “chofas” (capitanes) fueron a Laos, en busca del rey de esta tierra, y me trajeron a mi reyno donde agora estoy por ellos… [ ]. A los dos “chofas” les he dado las tierras que les tenía prometidas; al “chofa” Don Blas, la provincia de Tran; y al “chofa” Don Diego, la provincia de Bapano… [ ] … yo les haré yglesias y les daré licencia para que puedan hacer cristianos a todos los camboxas que lo quisieran ser”.
Insólito Juan Gil, en fin, que ha sabido iluminar pasajes escondidos de la gran Historia de España.