Ana Julia Quezada, en los días en los que se sumó a la búsqueda del pequeño Gabriel.

Ana Julia Quezada, en los días en los que se sumó a la búsqueda del pequeño Gabriel.

Reportajes

Investigan a funcionarios de la prisión de Ávila por tener sexo con Ana Julia Quezada a cambio de facilitarle un móvil

La investigación la lleva a cabo el juzgado número 4 de Ávila desde hace un año, a raíz de la denuncia de Patricia Ramírez, la madre del niño Gabriel Cruz, que informó de que la asesina poseía un terminal móvil.

L.G/Agencias
Publicada
Actualizada

El juzgado número 4 de Ávila investiga si trabajadores de la cárcel de Brieva, en la provincia de Ávila, tuvieron sexo con Ana Julia Quezada, a quien le consta una condena de prisión permanente revisable por el asesinato del niño Gabriel Cruz en 2019, a cambio de tener acceso a un teléfono móvil.

En concreto el juzgado investiga desde hace casi un año un posible delito de cohecho por parte de algunos funcionarios de la cárcel de mujeres de Brieva (Ávila) por este hecho. La información recoge que la declaración de un educador del centro penitenciario coincide con las de otras tres reclusas y la de una cuarta mujer, actual pareja de Quezada.

Los informes defienden que la condenada por el asesinato de Gabriel Cruz había mantenido sexo con trabajadores de la prisión y con el cocinero, relaciones que podría haber grabado con el teléfono móvil que le facilitaron para intentar "chantajear" a la dirección del centro penitenciario y conseguir así su traslado a Barcelona.

Además, en uno de los informes de la directora de la prisión, Laura Pérez, reconoce que tuvo "conocimiento de datos de especial relevancia sobre la interna" a través de un educador. "La interna manifiesta tener un móvil con una serie de grabaciones, entre ellas, imágenes de vídeo en las que aparece el funcionario en su celda", recoge el informe de la directora.

La investigación fue abierta a raíz de la denuncia realizada por Patricia Ramírez, la madre del pequeño Gabriel Cruz, asesinado por Ana Julia Quezada. La mujer advirtió que había llegado a sus oídos que Quezada tenía un terminal telefónico en la prisión de Brieva con el que había mantenido contactos con una productora para grabar un documental sobre el asesinato.