José Juan Ruiz, presidente del Real Instituto Elcano, el think tank más influyente del panorama español.

José Juan Ruiz, presidente del Real Instituto Elcano, el think tank más influyente del panorama español. Javier Carbajal

Política HABLANDO SOBRE ESPAÑA

José Juan Ruiz, presidente del Elcano: "¿Habrá que premiar a Trump? Está despertando la Europa que necesitamos"

"La mano invisible del mercado puede salvar una vez más la democracia o contribuir a que se fortalezca".

"Tras cincuenta años de economista, los daños que han provocado los aranceles de Trump en su propio país… sólo lo había visto en Latinoamérica".

"Que España no gaste el 2% en Defensa no significa que carezcamos de una buena Defensa".

"Trump sabe que con los aranceles vamos a perder todos, pero está convencido de que los demás perderemos más que él. Esa es su estrategia".

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Hemos venido a dar la vuelta al mundo a bordo del Elcano. De una manera burguesa, acomodada, como Pierre MacOrlan en su manual para el aventurero sedentario. Porque vamos a hacerlo sin levantarnos del sillón, en la sede de este Real Instituto que ocupa uno de los pocos palacetes que quedan en pie a orillas del Paseo de la Castellana.

Nuestro anfitrión, el presidente del Elcano, el think tank especializado en geopolítica más relevante de nuestro país, se llama José Juan Ruiz (Cuenca, 1957). Mientras termina de revisar unos papeles, con la excusa de ir al baño, nosotros damos vueltas por este edificio tan bonito. Tan de lujo como para alfombrar cada una de las escaleras.

La decoración es curiosa. Mezcla lo oriental con lo europeo. Huele muy bien –incluso en el baño– y hay mucho silencio. Habitan los investigadores que analizan callados el ruido del mundo. José Juan, traje y corbata, emplea el tuteo, pero viste como los de usted, de un clásico traje y corbata. Nació en Tarancón, donde ya lo han hecho hijo predilecto.

Allí, se exporta mucho cerdo a China. Esa es la mejor manera de analizar lo que pasa: atisbar lo global para acabar aterrizándolo en el bolsillo de tu vecino del pueblo. O por lo menos esa es la manera más eficaz de comprenderlo cuando no se tienen los estudios que tiene José Juan.

Algunos datos más de su currículum: miembro del cuerpo de Economistas del Estado, ha sido asesor en el Ministerio de Economía, ha trabajado para los grandes bancos de este país… Tiene que estar hasta el gorro del traje y la corbata.

Vídeo | Hablando sobre España con José Juan Ruiz, presidente del Real Instituto Elcano: "Los datos matan a los relatos: el mundo no se arregla con decisiones personales"

Además de presidir el Real Instituto Elcano –al fin nos abre la puerta de su despacho–, es consejero de algunas empresas, entre ellas Red Eléctrica. Se nos ponen los dientes largos y preguntamos por el gran apagón, que ha sucedido un par de días antes de la entrevista. No quiere responder, dice que no tiene datos, que hay que esperar, que acaba de llegar de viaje. Lo intentamos de mil maneras, pero no hay forma de engañar a José Juan.

¿Cómo vamos a conseguir engañar a un tipo que se dedica a aplicar la teoría de juegos de Nash a la rivalidad entre China y Estados Unidos? Lo visitamos porque acaba de publicar el resultado de ese trabajo y porque se cumplen cien días de Donald Trump en la Casa Blanca. Luz, aquí, de momento, en el Elcano, parece que hay.

Usted ha creado un videojuego, un simulador que, en relación a indicadores muy sofisticados, proyecta todas las posibilidades para este futuro tan complejo: que Estados Unidos y China confronten, que no lo hagan, que uno quiera confrontar y el otro no, que los aliados sigan siéndolo…

Rigurosamente, es la aplicación de un modelo de teoría de juegos, pero me gusta esa metáfora del videojuego. En mi forma de trabajar y de comprender los datos, es habitual el uso de la teoría de John Nash. Pensé que podía aplicarse a la confrontación de dos hegemonías: la china y la estadounidense. Se están publicando muchos análisis sobre este panorama tan complejo. El papel lo resiste todo, pero la teoría de juegos no. Te exige una disciplina y cruzar muchísimos datos.

¿Cómo le explicaría a un niño de diez años y a un periodista ignorante el funcionamiento de la teoría de juegos?

Tienen que cumplirse tres condiciones. La primera: cada uno de los actores participantes debe ser racional y buscar lo mejor para sí mismo.

¿Ese primer requisito se nos viene abajo con Trump y Xi Jinping?

No, no [sonríe]. No nos gustan, pueden parecernos perversos y dañinos, pero detrás de ellos hay una lógica muy racional. La segunda condición: el juego debe ser iterativo. Es decir: no se juega a cara o cruz, sino que se van encadenando situaciones. Y la tercera: el juego no es cooperativo. Las dos hegemonías no se tienen que poner de acuerdo; actúan reaccionando a la estrategia de los otros.

Antes de comentar las conclusiones, ¿por qué insiste tanto en que estamos inmersos en la “trampa de Tucídides”?

Porque, igual que en aquella Guerra del Peloponeso, ha aparecido un hegemón que no tenía muchas probabilidades de serlo –China– y que va ascendiendo cada vez más hasta amenazar la posición del hegemón que manda –Estados Unidos–.

En el siglo quinto antes de Cristo, Esparta era la gran potencia y se vio amenazada por la nueva potencia, que era Atenas. Entonces, Esparta comenzó a tomar decisiones para evitar que Atenas la desbancara. Tucídides fue quien escribió aquella historia y, por eso, se llama así en relaciones internacionales a esas situaciones que se van dando en las que un hegemón emergente amenaza a un hegemón mayor.

Conviene describir a los actores antes de empezar. Estados Unidos: ¿cuál es su diagnóstico? ¿Por qué han acabado triunfando Trump y su “make America great again”?

El trumpismo lleva diez o quince años generando un corpus teórico-político de mensajes fácilmente comprensibles que se asienta en dos patas. La primera: el orden internacional nacido en 1945 con el fin de la Segunda Guerra Mundial está obsoleto. Probablemente, en eso tengan razón. Han pasado demasiadas cosas desde el 45 hasta aquí como para que no se hayan revisado esas reglas institucionales.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, con el periodista de EL ESPAÑOL Daniel Ramírez, durante la entrevista.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, con el periodista de EL ESPAÑOL Daniel Ramírez, durante la entrevista. Javier Carbajal

Y la segunda pata, que es la más vigorosa, la que ha dado fuerza al llamado movimiento “Maga”: tanto aliados como adversarios se han valido de esas reglas nacidas en 1945 para aprovecharse de Estados Unidos.

¿Hay algo de cierto en eso? ¿Por qué ha calado tanto en millones de americanos?

Hay muchos estados de EEUU que se han oxidado y que eran fuentes de generación de empleo de clase media. En esos casos, que son la mayoría, perciben que el enemigo ha sido China, y no Europa. Conviene recordar que quien le dio la mano a China para que pudiera entrar en el sistema internacional fue un presidente norteamericano, Richard Nixon. Después, en el 2000, otra vez Estados Unidos pidió que China entrara en la Organización Mundial del Comercio.

A partir de ahí, ha habido un shock chino en el interior de estos estados: un proceso de reasignación de recursos y de destrucción de base industrial. Lo explica de maravilla David Autor, del MIT, que responde a la pregunta de cuántos empleos se han perdido en Estados Unidos y por qué.

¿Y qué ha ocurrido?

Los americanos han tendido a ir echando la culpa a las administraciones demócratas, que han apoyado la globalización. Por eso, ahora todo está del revés. Hoy, los republicanos, que eran antiaranceles, se han vuelto arancelistas. Y los demócratas, que eran más partidarios de los aranceles porque afectaban más a la clase trabajadora industrial, han pasado al extremo contrario. Es la consecuencia de ese shock chino. Ese shock es real y se puede documentar.

"Todo está del revés en EEUU. Hoy, los republicanos son pro aranceles y los demócratas están en contra"

Suele describir los aranceles como “impuestos del siglo XIX para pagar las rebajas impositivas de los billonarios del XXI”. ¿Qué significa?

Es tan extraño que alguien que quiere recomponer su base industrial aparezca diciendo que la fuerza le va a venir de poner aranceles a la gente con la que comercia… Entonces, muchos acaban pensando que esos aranceles los van a pagar los países que exportan.

Pero los aranceles son un impuesto que se divide en dos: una parte la pagan los consumidores del país que impone el arancel, pero al mismo tiempo se produce una especie de subvención a las empresas del país que impone el arancel porque, al ser la competencia menor, van a tener la posibilidad de subir los precios.

Si los aranceles de Trump hubieran empezado a funcionar tal y como los anunció en un primer momento, se habría convertido en el presidente de Estados Unidos autor de una mayor subida de impuestos desde Roosevelt. Me preguntaba usted por lo de “los impuestos del siglo XIX para pagar las rebajas impositivas de los billonarios del XXI”, ¿no?

Exacto.

Al estar tan focalizados en los aranceles, las negociaciones, las visitas a Washington, la guerra de Ucrania… Perdemos de vista algo muy importante que va a suceder en los próximos meses en la economía estadounidense: se acaba la rebaja transitoria de impuestos que Trump aprobó en su primer mandato.

Esa rebaja ahora tiene que ser prorrogada, hecha permanente o rechazada. Con un déficit del 5,6% no parece que una rebaja arancelaria pueda proseguir. Pero si eres capaz de recaudar a través de impuestos una cantidad significativa de recursos, es probable que al menos puedas modular la desaparición.

Lo que quiere decir es que los aranceles son lo que va a permitir que se continúe con esa rebaja de impuestos.

Eso es: que se perpetúe o se consolide esa bajada de impuestos. Si va a la hemeroteca, verá que fue categorizada como una rebaja en los impuestos de sociedades y para las rentas más altas. Por eso yo decía lo de los impuestos del XIX –los aranceles– para pagar las rebajas impositivas de los ricos del siglo XXI.

Provocadoramente, cuenta usted que no han sido las solemnes reflexiones sobre la separación de poderes lo que ha frenado a Trump; ha sido el mercado. No es tan salvaje el mercado como lo dibuja parte de la izquierda.

La mano invisible del mercado puede salvar una vez más la democracia o contribuir a que se fortalezca. ¿Por qué tiene esa facilidad el mercado? Porque es anónimo. Cuando estos dirigentes son tan arrogantes, tan crueles y presionan así a los individuos, son las instituciones anónimas las que pueden ponerles freno.

Otro tema que nos ha roto los esquemas: Amazon ha anunciado que, junto al precio del producto, aparecerá el sobrecoste por culpa del arancel, como diciendo: “¿Cuánto está pagando usted de más por culpa del arancel?”. Si realmente Trump cree que los aranceles son buenos para los estadounidenses, no debería oponerse a esa transparencia de precios. Pero lo ha hecho y ha acusado a Amazon de desleal.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, durante la entrevista.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, durante la entrevista. Javier Carbajal

¿Por qué Trump creyó en los aranceles y qué ha visto para ponerlos en pausa? Hay quien dice que todo estaba previsto, que eran una estrategia para forzar a los demás países a renegociar sus convenios de una manera más favorable a los Estados Unidos.

No conozco a gente de su gabinete, así que no puedo responder a esa pregunta. Pero le diré algo: por detrás de cada dólar de transacciones comerciales que van a ser sometidas a aranceles, hay siete dólares de transacciones financieras. ¿Qué quiero decir con esto? Que el mundo de hoy ya no es como el del siglo XIX, donde los bienes eran los que mandaban, determinaban el peso de las monedas y el oro se llevaba de un sitio a otro para pagar el déficit de cada uno de los países.

Nuestro mundo está mucho más interrelacionado, más interconectado. No es que la gente haya protestado por los aranceles, sino que los inversores han decidido que no era muy seguro permanecer en los activos denominados en dólares.

Esto sí es una novedad, una quiebra.

Es algo realmente muy exótico esto de que el hegemón, Estados Unidos, el único con el sistema financiero capaz de mantenernos a todos unidos, sea el que haya volado por los aires esa confianza. Porque Estados Unidos es el único con la liquidez, la profundidad y el ‘rule of law’ suficientes como para garantizar que todos los países acaben cerrando el 80% de sus transacciones en dólares.

En cincuenta años como economista, esto de que una sola medida económica provoque la subida del precio del bono, la caída de la Bolsa y la caída del precio del dólar sólo lo había visto en países emergentes, básicamente en Argentina. El shock de credibilidad que ha sufrido la economía de Estados Unidos ha sido muy alto.

"El shock de credibilidad que ha sufrido la economía de Estados Unidos ha sido muy alto"

¿Cómo le explica a un español medio el efecto que pueden tener en su bolsillo los aranceles?

Mire, yo soy de Tarancón, un pueblo de La Mancha. Desde allí se exporta cerdo a China. Si hay una escalada de reacciones frente a los aranceles chinos y norteamericanos, llegará la incertidumbre y esas exportaciones caerán. Por tanto, todas esas empresas afrontarán un momento delicado y también sus trabajadores. Si cae la exportación, caerá la inversión. Así afectan los aranceles, digamos, desde el punto de vista de la exportación.

Como consumidores, ¿en qué medida nos afecta? China ha sido uno de los países que ha permitido probablemente el mantenimiento con tasas de inflación estables. Lo que se ha traducido en un abaratamiento de la ropa, los utensilios deportivos y un largo listado de etcéteras. Sabrá usted que la ropa y los zapatos se heredaban. Ahora, no. Y el gran competidor de esos productos de consumo ha sido China. Si con los aranceles hay una subida de precios en esos productos, nuestra capacidad de compra será menor.

Es muy difícil la situación de España. Trump es un negociador muy complicado, pero no nos queda otra que combinar la negociación con el desarrollo de una autonomía estratégica, ¿no?

España no va a negociar bilateralmente los aranceles con Trump porque la política comercial es comunitaria, europea. Y es bueno que así sea porque unidos somos más fuertes. Dicho esto, es importante la diplomacia: nuestras declaraciones y nuestros gestos.

Hay una cosa curiosa: en España ya no queda gente experta en las reglas de esas negociaciones. Les pasó a los británicos. Después de cincuenta años en Bruselas, se fueron y te vas quedando sin esos perfiles. Tendremos que ofrecer como comunidad europea un paquete atractivo en esa negociación.

Trump siempre se percibe como algo letal para Europa, pero puede que haya sido sencillamente el despertador que ha puesto en marcha procesos europeos que en condiciones normales no se hubieran producido. Lo necesitábamos. Un ejemplo claro: la gente percibe que el coste de hacer la unión bancaria es muy alto para quien la hace, pero los beneficios a medio plazo son también muy altos.

Otro ejemplo claro: la defensa.

Enrico Letta, que fue primer ministro de Italia, dice que habría que darle a Trump el Premio Carlomagno este año. Es probable que tenga razón porque Trump va a acabar provocando la construcción de esa Europa que nace tras las crisis.

Una digresión sobre el asunto de la Defensa, que es uno de los ámbitos de actuación del Real Instituto Elcano. ¿Por qué en España nos cuesta tanto invertir en Defensa incluso en plena guerra?

Hemos estado muy aislados del mundo durante mucho tiempo. Sabemos que nuestros grandes fracasos del XVIII y del XIX se deben a la incapacidad de tener un presupuesto en Defensa y Seguridad. Hay muchas razones culturales detrás de esto, pero una es fundamental: que España no esté gastando el 2% en Defensa no significa que no tengamos una defensa adecuada. Hemos asumido esto del 2% de una manera casi religiosa.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, durante la entrevista.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, durante la entrevista.

¿Malta tiene mejor defensa que España porque está gastando el 2% de su PIB? Seamos serios. ¿Quién tiene más misiones en el exterior? ¿Quién está más comprometido con el despliegue de las fuerzas en el mundo? Hemos entrado en una guerra muy facilona en torno al 2%.

Lo hemos asumido de manera “religiosa” porque es un compromiso firmado con la OTAN. Estoy de acuerdo con usted en que hay que revisar en qué se gasta, pero si se ha firmado el 2% con la OTAN, debemos cumplir con nuestros aliados, ¿no?

Lo más importante está en cuál es el gasto conjunto y que pueda generar economías de escala para Europa. Estados Unidos encarna un 40% del gasto mundial en Defensa. Estamos muy lejos de eso, pero fíjese: Europa unida gasta más en defensa que Rusia. El problema es que nuestra interoperabilidad es muy baja, la capacidad de despliegue conjunto es muy baja.

¿Y eso por qué ocurre? ¿Por qué tenemos tan poca capacidad de interoperar?

Porque en los últimos ochenta años gran parte de nuestros problemas de defensa han sido solucionados por el hegemón, que se llama Estados Unidos. Eso genera dinámicas positivas y negativas. Cuando el hegemón dice que no va a seguir pagando la factura, tú tienes que mirar qué es lo que puedes producir, cómo y a qué precio. Cuál es el plazo de inversión que necesitas para poder tener una defensa en condiciones. Es un plazo muy largo.

Vuelvo a lo del gasto: si llegamos al 10% comprando material de defensa a los americanos, no será posible crear una industria de defensa europea. Investiguemos cuáles son nuestras necesidades y cómo podemos hacer esa transición.

"EEUU ya no quiere seguir pagando la factura de Europa en Defensa"

El lío del contrato que el Gobierno español había firmado con una empresa israelí para comprar 15 millones de balas ha generado muchas turbulencias en el Consejo de Ministros. Desde un punto de vista geopolítico, ¿había que hacer esa compra? ¿Había que cancelarla?

En el mundo de hoy, como le decía, somos muy interdependientes. Quizá haya que sacrificar un poco de la eficiencia que hemos logrado con esa interdependencia para obtener ciertos grados de seguridad, suministro y autonomía. Pero, ojo, esto no hay que hacerlo jugando a las “siete y media”. Pasarse puede ser peor. Fue un problema político. Alguien decidió que el coste de romper con Israel era menor que el coste de mantener ese acuerdo. Se me escapa porque esa es una lógica política, y no económica.

La situación de España según las últimas proyecciones del FMI es mejor que la de la media. Desde su papel de analista económico, ¿por qué los buenos datos macroeconómicos no acaban de terminar de influir en lo micro? Las clases medias y bajas no se creen esto de que “la economía se ha recuperado y va muy bien”.

Hay dos razones absolutamente legítimas. Una es la del prestigio intelectual del pesimismo en este país. Y con esto no quiero decir que no haya gente que lo esté pasando mal. La segunda razón es la desigualdad. España es un país muy desigual. Y las situaciones se perciben de esa manera.

Hay un ejercicio interesante: en las encuestas, cuando se pregunta por el futuro de la economía del país, las respuestas son mucho más pesimistas que cuando se pregunta por el futuro de una casa particular.

Analicemos ahora el punto de partida de China. En su informe, se contrarresta esa tesis tan extendida según la cual China ya está poco menos que arrebatando a Estados Unidos la hegemonía mundial.

En este trabajo, hemos tenido en cuenta el Índice Elcano, que creemos que se ajusta mejor a la situación de análisis porque integra el poder económico, el poder económico, el poder militar y la influencia política. Creo que en esto era más interesante hacerlo así que ciñéndonos a indicadores como el PIB per cápita.

En 2016, el tamaño absoluto de la economía china se igualó al tamaño absoluto de la economía americana en dólares de paridad de poder de compra. Bien, pero eso es sólo una construcción intelectual. China, efectivamente, ha tenido un crecimiento fenomenal. Lo ha hecho en poco tiempo y con un proyecto definido: ser el país con la mejor tecnología del mundo. Este último dato, a los europeos se nos olvida.

¿Qué quiere decir?

Sólo miramos cuánto ha aumentado el PIB de China, las exportaciones de China… Y olvidamos que es un verdadero poder tecnológico. China no es lo mismo que lo que podrían haber sido, en su dimensión, Japón o los emergentes de América Latina.

Las manos del presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz.

Las manos del presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz. Javier Carbajal

Pero a pesar de esa inercia y de ese poder tecnológico, veo en su informe que China está mucho más lejos de Estados Unidos de lo que la gente, en general, piensa.

Si nos atenemos al PIB per cápita, el americano son 75.000; y el chino, 35.000. Más o menos la mitad. Y desde el punto de vista de influencia política y militar, China también continúa lejos de Estados Unidos.

Total, que China de momento sólo es capaz de igualar y competir en tecnología.

Sí, en tecnología están ahí. Vuelvo a la trampa de Tucídides… Estados Unidos, viendo que China se va acercando, ha dicho: “Hay que atacarles antes de que crezcan más y sea demasiado tarde”. Trump ha hecho una extrapolación al futuro con la velocidad de crecimiento actual y por eso ha tomado esa decisión.

Entonces, si le he entendido bien, aunque China esté lejos, si esta dinámica continúa así, acabará adelantando a Estados Unidos. De ahí la patada de Trump al tablero de juego.

Nuestro modelo de teoría de juegos, efectivamente, concluye que China seguiría aumentando y Estado Unidos iría decreciendo. La estrategia de Trump, creo, es la siguiente: con los aranceles vamos a perder todos, pero está convencido de que los demás vamos a perder más que él. En términos relativos, piensa Trump, Estados Unidos saldrá mejor que antes de poner el plan en marcha.

Como el lecho de Procustes, por seguir con los griegos: cortar los pies por abajo para igualar; y no intentar aumentar la ventaja competitiva creciendo.

Es un juego de suma negativa. Estados Unidos piensa que China le ganaría en un juego de suma cero, pero cree que, en un juego de suma negativa, ganarán ellos. Ese es el trasfondo.

"Europa debe intentar una alianza más estrecha con la India"

¿Qué hay del papel de la India en el nuevo orden mundial que se está construyendo? Se escribe mucho sobre la India en los diarios.

La India tiene una gran importancia. Hay dos zonas del mundo que han salido estratégicamente muy reforzadas con lo que ha ocurrido estos meses. Primero, la India: por su dimensión, el tamaño del mercado, porque es una democracia nos guste o no la calidad de sus instituciones…

La India, insisto, es una democracia y no es fácil que se alíe con China, dados sus intereses actuales y la Historia que comparten. Me interesa que me haya preguntado por la India porque el hegemón que se acaba imponiendo en este tipo de contextos es el que es capaz de atraerse los mejores aliados. La India puede ser un gran aliado para Europa.

Es positivo, entonces, que sea improbable su alianza con China.

Es más fácil que se alinee con Europa, ahí quería llegar. Porque también es complicado que se una a Estados Unidos. De manera que estratégicamente a España le vendría muy bien un acercamiento a la India.

De ahí el viaje de Sánchez a la India.

Probablemente. La otra región del mundo que sale fortalecida de este contexto es América Latina. Entendemos bien esa región y ellos nos entienden a nosotros. Si Europa aprueba el tratado de Mercosur, será una prueba incontestable de nuestro interés en Latinoamérica.

Si Europa persiste en el camino de alcanzar una autonomía estratégica y, al mismo tiempo, es capaz de enganchar con los países de América Latina y con la India, seremos estratégicamente independientes. No es que nos vayamos a convertir en una tercera vía, pero sí en independientes.

El bloque Occidental, sumando a Estados Unidos y aliados, tiene una gran ventaja porque a China no le acompañan los suyos. Son todavía países muy débiles geopolíticamente, ¿no?

Excepto Rusia. Rusia es el único país aliado de China con cierta potencia. Haciendo la suma total, lo que entendemos como bloque de los “aliados” es mucho más fuerte que el de China y sus socios.

En su opinión, con la vista puesta en las visitas de Sánchez a China, ¿cómo debe actuar España en este sentido? ¿Estamos gestionándolo bien? ¿Esas visitas nos pueden pasar factura? Ahí quedan las palabras del secretario del Tesoro de Estados Unidos.

Acercarse a China no tiene por qué significar dar la espalda a los Estados Unidos.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, durante la entrevista.

El presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz, durante la entrevista. Javier Carbajal

En este contexto tan polarizado, no lo tengo tan claro.

Pero mire a los países latinoamericanos. China es uno de los tres países que más importa de América Latina. Nadie allí va a hacer un mal gesto a China. ¡Hasta Bolsonaro y Milei han ido a China! Esa es la tragedia del mundo arancelario, que trae polarización política. Es trágico que no se pueda hablar ni cooperar con los demás de manera normal. Es un delirio el ambiente de hoy.

¿La verdadera autonomía estratégica de Europa es posible a medio plazo?

Los españoles vivimos obsesionados con la decadencia y el declive desde que Colón puso un pie en América, como pensando: ¿qué consecuencias nos traerá esta gesta? Ha sido tal golpe de suerte que seguro que nos trae problemas. Es esa especie de religiosidad… En fin, una idea profundamente anti-ilustrada.

Kant decía que la Ilustración es entrar en la mayoría de edad, ese momento en que el hombre toma decisiones en función de lo que le conviene. Europa es un proyecto increíble, muy sofisticado, y creo que está entrando hoy en su mayoría de edad. Se ha dado cuenta de que le conviene tener cierta autonomía y ser relevante en las decisiones globales.